Antes de entrar en materia con el planteamiento concreto que nos motiva a fijar posición sobre el fenómeno que se ha generado con la presencia cada vez más significativa de negocios de nacionales chinos en la República Dominicana, es preciso refrescar algunos aspectos de las relaciones del país y la agenda bilateral con la República Popular China, así como el impacto de los negocios de ese país en la economía dominicana.
Según mis informaciones, desde el establecimiento de las relaciones el 1 de mayo de 2018, la República Dominicana y China han suscrito más de 22 acuerdos en diversas áreas que comprenden convenios de cooperación económica y memorandos de entendimiento en materia comercial, financiera, migratoria, educativa, agrícola, turística, aeronavegación, entre otras. Además, República Dominicana forma parte de la iniciativa de China de promover conjuntamente el Cinturón Económico de la Ruta de la Seda y la iniciativa de la Ruta Marítima de la Seda del siglo XXI. Las relaciones entre ambos países continúan fortaleciéndose a ritmo sostenible, pese a que el actual gobierno actúa con más miedo que vergüenza.
Solo en el 2024 el intercambio comercial entre la República Dominicana y China superó los US$5,300 millones de dólares. De estos, las exportaciones dominicanas totalizaron US$300 millones, mientras que las importaciones alcanzaron los US$5,631.4 millones de dólares. Estas cifras demuestran que China se posiciona como el segundo socio comercial más importante para nuestro país, en apenas siete años de relaciones diplomáticas.
De acuerdo cona informaciones del Consejo Nacional de Zonas Francas de Exportación, las principales variables de las empresas de capital chino en República Dominicana indican que entre los años 2018 y 2024, han generado más de 10 mil empleos directos e indirectos; e inversión acumulada de 252.5 millones de dólares y en exportación unos 344.5 millones de dólares.
Según datos estadísticos de la Dirección General de Aduanas (DGA) las importaciones desde China el pasado año alcanzaron el valor de US$4,693.19 millones y las exportaciones US$154.32 millones. Y las importaciones por zonas francas desde China alcanzaron a US$506.53 millones. De igual forma, datos de Pro Dominicana (Centro de Exportación e Inversión de la República Dominicana) indican que las exportaciones hacia China alcanzaron los US$326.0 millones, en 2024, equivalente a un crecimiento interanual de 35.0%. Indica además que esta cifra abarca 151 productos provenientes de 113 exportadores de unas nueve provincias.
Del potencial exportador total de República Dominicana, las exportaciones hacia China representan el 42%; del potencial exportador del país asiático hacia el nuestro representan el 94%.
Cabe destacar el importante y oportuno apoyo de China en la lucha contra el Covid-19, tanto facilitando la compra y exportación de vacunas, vetada por farmacéuticas de grandes naciones, como la donación de vacunas y material médico.
Las informaciones precedentes describen un entorno favorable para que ambos países continúen fortaleciendo de manera formal los intercambios comerciales, en el marco de las respectivas leyes y que la República Dominicana pueda obtener más beneficios de las enormes capacidades de la economía china, dentro del principio ganar-ganar.
Clima favorable para el comercio de doble vía y la ley para todos
Recientemente, en nuestro país se han generado ciertos sucesos que tienen como objetivo desacreditar a los negocios chinos, aprovechando el tema de las inmigraciones ilegales de nacionales haitianos. Estamos conscientes de que detrás de esos sucesos hay manos intencionadas en crear confusiones para que los negocios de los asiáticos sean objetos de persecuciones y acosos.
¿Por qué creemos esto de manera firme? La respuesta es sencilla: Los consumidores y usuarios frecuentes de esos negocios encuentran respuestas a sus necesidades, porque buscan productos de buena calidad y de bajos precios. Ese es el motivo principal de los consumidores de acuerdo con la teoría microeconómica. Si los comerciantes nacionales se sienten desplazados de las preferencias de los consumidores la única razón reside en esa situación. Precios más bajos y productos de mejor calidad. Contra la ley de la oferta y la demanda nadie puede. A menor precio mayor demanda. Eso es los que explica la relación directa entre precios y consumo.
Cuando se trata de aplicar las leyes, la cuestión es clara. Si los chinos están en la ilegalidad desde el punto de vista migratorio, deben ser obligados a su regularización de acuerdo con nuestra ley de migración y sus reglamentos. Si los negocios chinos evaden sus obligaciones tributarias y de seguridad social, deben ser compelidos a actuar en el marco de la legalidad, de acuerdo con nuestras leyes tributarias y de seguridad social. Asimismo, si los negocios chinos están incumpliendo con las normas de los salarios establecidos legalmente, deben ser obligados a proceder dentro del marco normativo vigente. De igual forma, si los empleados extranjeros en esos establecimientos comerciales están en la ilegalidad, en cuanto a su estatus migratorio, deben ser objetos de las consecuencias penales legalmente establecidas.
Lo que cuestionamos es la acusación de que los negocios y empresas chinas están todos operando en la ilegalidad. Se evade admitir el hecho de que estos comerciantes y empresarios han venido con sus negocios a satisfacer las necesidades de nuestros consumidores, cumpliendo nuestras leyes. Y, deben ofrecer sus productos de acuerdo a los costos que pagan a sus suplidores o a su producción y conforme lo que establecen las leyes de su país para la exportación, así como las dominicanas para la importación. En cuanto a lo que se dice, que subvalúan sus productos en la declaración aduanal, no se corresponde con la verdad, porque los negocios chinos cumplen con las normas de las aduanas dominicanas en lo referente a los aranceles e impuestos, mismas que están en armonía con las exigencias de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
A mí me ha tocado hacer puente con la Dirección de Aduanas y empresarios chinos, que les han tenido sus furgones parados, aludiendo ellos estar en orden con sus obligaciones; y debo agradecer la receptividad que ha tenido el Dr. Eduardo Sanz Lovatón -Yayo-, director general de Aduanas, ante situaciones suscitadas.
Las mercancías chinas, como las de todos los países con comercio internacional con la República Dominicana, están sujetas a la presentación de facturas con precios de origen, por tanto, no puede haber subvaluación alguna. Además, el arancel dominicano de aduanas está estructurado por partidas arancelarias en base a una nomenclatura de carácter universal. Los comerciantes dominicanos, a quienes siempre hemos considerado por sus importantes aportes al desarrollo nacional están compelidos a entender y aceptar su obligación frente al libre mercado: comercializar sus productos con eficiencia y competitividad en materia de calidad y precios frente a los comerciantes chinos, todos sujetos a las mismas leyes. Debo reiterar que somos defensores de los comerciantes y detallistas dominicanos, como también defendemos el bolsillo de los consumidores.
Por considerarlo de interés me permito citar un párrafo de las conclusiones de un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI) titulado “La contribución del comercio con China a la productividad” realizado en 2017 por los economistas Jae Bin Ahn y Romain Duval, quienes afirman lo siguiente:
“Los defensores del proteccionismo en las economías avanzadas culpan al creciente comercio con China por las pérdidas de empleos, y hay influyentes investigadores que han proporcionado ciertos datos empíricos a favor de esa postura. Pero los beneficios del comercio con China muchas veces pasan inadvertidos. Uno de ellos es un mayor aumento de la productividad, el factor que más contribuye a mejorar los niveles de vida. Eso hace pensar que, en lugar de levantar barreras al comercio, las economías avanzadas deberían seguir abriéndose y, a la vez, hacer mucho más por ayudar a los que han visto partir sus puestos de trabajo hacia el extranjero”.
El propio FMI, que sabemos lo que representa para las economías emergentes con sus préstamos y medidas estranguladores, ha sido claro al ponderar el impacto del comercio chino en las economías. Y nuestro país es el mejor ejemplo de dichas conclusiones. Esa ponderación, ocho años después cobra más fuerza, de manera directa con el posicionamiento de China en América Latina y el Caribe, lo cual quedó demostrado en la IV Reunión Ministerial del Foro China/CELAC, el 13 de mayo pasado, donde el presidente Xi Jinping declaró que los países de esta región son miembros importantes del Sur global y anunció que su país otorgará una línea de crédito a la región por unos 9,200 millones de dólares y reforzará la colaboración en lo que respecta a seguridad y aplicación de la ley. E instó a los países a seguir un camino de desarrollo acorde con sus condiciones nacionales, defendiendo su soberanía e independencia.
Entendemos que nuestras autoridades, a todos los niveles, nuestros comerciantes y empresarios deben asimilar estas importantes lecciones frente a los efectos favorables de las inversiones y negocios chinos en la Republica Dominicana. En el marco de las leyes aplicadas con igualdad y equidad para todos, el libre mercado con plena soberanía nada ni nadie lo puede detener.