Ya tenía listo mi artículo de esta semana cuando me entero de la noticia de la lamentable partida del doctor José Antonio Columna, sin embargo, teniendo este espacio de opinión, no podía dejar de rendir mi modesto tributo a uno de los abogados más brillantes que he conocido.

No es la primera vez que en esta columna “Derecho y Constitución” se menciona al doctor José Antonio Columna, pues en una entrega pasada en la que se comentaba sobre el “Derecho desde la Academia” le incluía entre aquellos ilustres abogados de la talla de Juan Manuel Pellerano Gómez y Héctor Emilio Sánchez Morcelo, maestros del derecho en todo el sentido de la palabra.

Honramos a un abogado que por más de medio siglo honró la toga con una práctica intensa en derecho civil, comercial, penal y administrativo, ejercicio que le hace merecedor de un espacio entre los más grandes abogados de nuestro tiempo y que, sin lugar a dudas, le habría garantizado el éxito en cualquier ordenamiento en el mundo.

Sin estar dentro de las aulas la escuela del doctor Columna incluye a una innumerable cantidad de juristas que no alcanzarían estas líneas para contar, quienes hoy ocupan las primeras líneas en nuestros tribunales y que recibieron, de primera mano, los conocimientos de ese brillante abogado, a quien tuve la dicha de conocer, compartir barra y colaborar gracias al licenciado Tony Delgado, que más que su amigo era su hermano.

La presencia del doctor Columna se notaba en cualquier espacio, sin importar los actores que le acompañasen, su porte de abogado de otra época, elegancia, franqueza y cultura, le separaban siempre del resto en cualquier debate o tertulia.

Recuerdo con una sonrisa que una de las primeras veces que colabore con el doctor, tenía poco tiempo de haberme graduado de la licenciatura y había preparado un escrito el cual debía ser revisado por él, luego de remitir el borrador, recibí una llamada en la que me cuestionaba qué modelo había usado para el mismo ya que le parecía algo que él había escrito, de gran satisfacción para mi aunque no le convencí de lo contrario.

En estos tiempos en los que el fenómeno de la especialización por áreas es incontestable, donde las ramas del derecho parecen comportarse como compartimentos estancos, Columna fue uno de los últimos todo terreno, con un conocimiento holístico del derecho, especialmente de los procedimientos, entendidos como un todo, una cultura jurídica que hacía acto de presencia en cada escrito y cada audiencia, uno de esos abogados de los que ya no hay.

Afortunadamente, en los últimos años de su ejercicio se dispuso a escribir, dejando constancia de sus grandes dotes de investigador y sus conocimientos, legandonos joyas que no encontrarán par en la doctrina local, como su primera obra publicada “La sombra de Franz Klein en el enjuiciamiento civil: Ensayo sobre la influencia de la zocialfunktion en el proceso civil”, un enjundioso estudio que centra en la figura del austriaco y la búsqueda de un enjuiciamiento simple, rápido, económico y accesible para todos.

Más recientemente, se publicó “Reminiscencias Jurídicas”, una brillante recopilación de escritos inéditos y publicados que sirven de muestra del amplio manejo y la profundidad de la que hacía gala el doctor Columna, estas obras, junto a los escritos que reposan en los tribunales, son parte de la huella que nos deja.

Con estas letras rendimos merecido tributo al doctor José Antonio Columna, que en paz descanse, extendiendo nuestro más sentido pésame a su familia y a toda la comunidad jurídica.

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