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Siendo el autor de este artículo, Rector de la Universidad Eugenio María de Hostos (UNIREMOS) y contando con la orientación y asesoría del fundador y educador Venezolano Dr. Félix Adams, dirigí en fecha 23/01/1989 una comunicación al Consejo Nacional de Educación Superior (CONES) solicitando la autorización correspondiente para iniciar el novedoso “Programa Universitario para la Tercera Edad“, que sería la futura Universidad UTE recibiendo la comunicación CONES-047/89 autorizando la apertura de la futura Universidad de la Tercera Edad (UTE) suscrita por su presidenta Dra. Altagracia Bautista de Suarez, ya fallecida, en cuyo programa Universitario se matricularon importantes figuras nacionales del empresariado, políticos, actores, educadores etc.

El 21 de febrero de 1962 se expidió el decreto No. 56-92 que autorizo la apertura de la Universidad UTE que como dice el gran cantautor Joan Manuel Serrat “ se hace camino al andar” de la que se han graduado alrededor de ocho mil quinientos (8500) dominicanos quienes exhiben con orgullo la formación y conocimientos en esta Universidad de excepción.

Tomando en consideración de que los participantes (estudiantes) quienes vienen a la UTE son adultos jóvenes y mayores, esta universidad hace uso de la ciencia andragógica y la metodológica semipresencial como una facilidad, no como un facilismo.

Pero para conocer informaciones importantes sobre la “Enseñanza semipresencial”, incluyo a continuación algunas pinceladas sobre esta novedosa modalidad que se incluye dentro del sistema de la educación a distancia.

Es un tipo de educación que brinda a adultos, en bachilleratos, carreras de grado, especializaciones, capacitaciones o postgrados, que les permiten estudiar desde sus propios hogares, en general con tutorías en la red, y presentarse en oportunidad de recibir ciertas clases magistrales o a rendir los correspondientes exámenes de acreditación. Se encuentra dentro de las modalidades de educación a distancia, que si bien acerca el docente al alumno en tareas y explicaciones a través del ordenador o recibiendo tareas y material por correo, exige la presencia en algunas oportunidades, para corroborar que sea la misma persona la que se está capacitando y la que obtiene la acreditación; y tener algún contacto personal entre docente y alumno.

La educación semipresencial tiene múltiples ventajas como la organización del tiempo según los requerimientos del alumno y el ahorro de ese tiempo y de dinero al no tener que trasladarse hasta la institución educativa. Sin embargo, requiere en el alumno ciertas características: saber manejar sus tiempos, ser responsable, conocer cuando pedir ayuda, y en general haber adquirido todas las capacidades de un estudiante autónomo, que aprendió a aprender.

Las ofertas de esta modalidad de estudio van en aumento, y también la demanda, y es probable que los estudios superiores y universitarios del futuro se estructuren bajo esta modalidad. Por supuesto, existen prácticas en algunas carreras imposibles de hacer a distancia (exámenes de pacientes, clases a alumnos, aunque existe la posibilidad de hacer ciertas prácticas virtuales en un principio) pero la parte teórica podría ser reemplazada por este modo de aprender.

La educación semipresencial aporta grandes ventajas personales para los estudiantes, y como hemos señalado puede ser una solución para atender el incremento de la demanda de Educación Superior, pero ella solo podrá funcionar con la calidad si el profesorado sabe trabajar de dos formas distintas: presencial y virtual.

Simon, Benedì y Blanchè (2013) en su investigación sobre semipresencialidad en las Universidades, inciden en la importancia de la formación del profesorado para la semipresencialidad, ya que ésta exige nuevas competencias que agrupan en tres ámbitos: competencias cognitivas, competencias comunicativas y competencias afectivas.

Del listado de competencias que ellos proponen, destacamos entre las cognitivas las de “instruido en la gestión documental y la gestión avanzada de la información y conocedor de los métodos didácticos para entornos presenciales y virtuales”; y de las comunicativas la “la perseverante en la retroalimentación del trabajo del estudiante”. Igualmente, en su estudio proponen un cambio de roles en el estudiante, sobre este aspecto la opinión expresada por el profesorado sobre la poca predisposición de los estudiantes para realizar las tareas colocadas en la plataforma, supone también una grave dificultad para el éxito del sistema semipresencial.

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