Desde el nacimiento de la república se ha resaltado la importancia que tiene el municipio en el proceso de desarrollo de la nación, aunque muchas veces sus administradores se conviertan en simples ejecutantes de los mandatos emanados del Poder Ejecutivo.

Incluso, el propio padre de la patria, Juan Pablo Duarte y Díez, siempre fue enfático al referirse al verdadero poder de la municipalidad como pequeña o mediana estructura poblacional en la economía, la producción, la administración y la riqueza cultural, cuyos aportes son siempre significativos para el país en su conjunto.

Si tomáramos en serio el aporte que puede realizar en la gestión del Estado un sindico o alcalde, director municipal, regidores y suplentes en una administración consciente, desde una visión municipalista, los partidos y movimientos pondrían especial atención a sus propuestas políticas para llenar esas posiciones.

El administrador municipal es la cabeza gerencial del municipio y su función no debe estar cimentada solamente sobre la base de recoger basura, hacer un parque, cobrar arbitrios y actividades relativas, sino que han de operar como pequeños gobiernos, abarcar los diversos ejes del desarrollo como salud, educación, economía, vivienda, recursos naturales y otros aspectos que fortalecen la convivencia pacífica e incentivan el desarrollo.

Cada aspirante debe dar muestra real de que se ha preparado para cumplir ese cometido y colocar su enfoque en una propuesta de gobierno municipal que cambie lo que hasta ahora ha sido la práctica, basta que sea del partido y el resto importa poco. Por eso hemos tenido muy buenos, regulares y malos administradores municipales.

Para Duarte y Díez, el municipio constituye un poder especial en la gobernabilidad, lo que nos lleva a pensar que si se combina con el manejo participativo y el involucramiento de las comunidades en proyectos instituidos por áreas relativas a los diversos ejes en que se basa el Estado, los otros poderes serían más eficaces y productivos.

Es una aspiración de muchos que en la próxima gestión de gobierno la visión municipal penetre más profundamente y que el ejercicio del poder se convierta en una verdadera maquinaria para el desarrollo político y económico de la nación.

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