A cada rato, cuando a cualquier tonto candidato a diagnosis de padecimiento psicótico se le ocurre pensar en los alertas de la historia o del presente define como peligroso el futuro de la nación, de la humanidad o del planeta. Constantemente se diseñan fantasías de peligro para nuestra república por la acción ciudadana u oficial de la otra república que con la nuestra comparte historia y territorio. Recibí por las redes, hace algo más de seis meses, este mensaje:

“Buenas noches: Desde hoy debemos comenzar a exigir a través de las redes sociales, que el presidente en su discurso del 27 de Febrero (2018), hable a la nación el tema de la invasión Haitiana.. Hagamos una campaña mediática en estos días, tan esperado discurso.. Si estás de acuerdo?? (sic). Reenvíalo a tus contactos.”
No encontré ni siquiera un párrafo que contenga verdad alguna, solo ignorancia y desconsideración, incluyendo desconocimiento de la historia nacional, racismo y que además, muestra al escritor enfermo de psicosis, de la paranoia del odio. Me enojan los escritos sobre historia que publican mentiras usando epítetos de apariencia normal entre dominicanos, pero contrarias a las relaciones de fraternidad y respeto mutuo que adornaron las vidas de los fundadores de las repúblicas de esta isla por quienes se opusieron a los ensayos de alianza de los líderes populares del Este de la época de la revolución del Saint Domingue francés, que ciertamente fue auspiciada, fomentada, pagada y sostenida por el Capitán General y Gobernador de la colonia española, el General Joaquín García, para lo cual conformó unas milicias que personalmente dirigía, y que entre sus comandantes de mayor rango se encontraban Jean François, Georges Biassou, Toussaint Louverture, Jean Jacques Dessalines, Henri Christophe y otros héroes y mártires de la primera revolución triunfante de esclavos en la historia universal.

El lunes 6 de agoto, 2018, recibí en mi correo de Google un panfleto electrónico alarmista que pregunta: “¿Por qué el gobierno de los Estados Unidos inventó y patentó el ébola, la fiebre porcina, la cura del SIDA, la cura del cáncer?”, dando además, para cada caso, el número de registro de la patente. El panfleto contiene también el siguiente comentario: “Parece que ellos tratan de causar una epidemia haciéndonos enfermar y luego manteniéndonos enfermos” (traducción libre mía).

Al comentar la confabulación del ébola, como llama al fenómeno que expongo, la periodista española Magdalena del Amo escribe: “El miedo amansa y anonada. Lo saben los diseñadores de la sociedad, que lo fabrican y se lo sirven en bandeja de plata cual cabeza del Bautista, a los políticos de turno para que lo dosifiquen a conveniencia. Lo del Ébola es un viejo recurso, una historia repetida. Recordemos, si no el Ántrax, las gripes aviar y porcina, el virus del Nilo Occidental y otras plagas más locales, como la Chikunguña o la fiebre del dengue. No quiero decir que no sean reales los virus: todo lo contrario. Lo son, y también letales” (https://www.aporrea.org/internacionales/a193914.html).

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