Los líderes, sean religiosos, políticos, de opinión pública, comunitarios y de cualquier otra naturaleza, tienen la enorme tarea de orientar a la población en los distintos ámbitos que les toca desarrollar esa responsabilidad. De ahí la importancia de cuidar las causas que se asumen o las que se atacan.

Cuando Leonel Fernández en su segundo mandato anunció la construcción del Metro de Santo Domingo, hubo oposición rabiosa de diversos grupos, por distintas razones, pero sobre todo por entender que no era lo más conveniente al país. Fernández continuó a pesar de las críticas. Recientemente el presidente Luis Abinader dejó iniciados los trabajos para extender la obra hasta Los Alcarrizos, comunidad que, como otras, ha protestado exigiendo un Metro.

En 2011, se estrenaron las protestas pacíficas, pero efectivas, para presionar por demandas, en ese caso el 4% (que en realidad era 1.5% pues la asignación en 2012 fue de 2.46%). El entonces presidente Fernández resistió la presión al considerar que la calidad de la educación no era meramente presupuestaria. Pero los candidatos en campaña se vieron obligados a asumir el compromiso de asignar el 4% del PIB a la Educación. Luego de 9 años de entregar ese río de dinero al Ministerio de Educación, la calidad no ha mejorado, según la prueba Pisa, al contrario, ese ministerio se ha convertido en una especie de empresa apetecible y conflictiva.

Extraña que quienes presionaron para el 4% no vuelvan a protestar para exigir calidad en la educación, que es el fin de toda acción educativa. Quizás el interés era el dinero de la educación, no la educación. Volviendo a la responsabilidad de los líderes, el tiempo dio la razón a Fernández.

En 2020, el país estuvo al borde de una guerra civil por la suspensión de las elecciones por un fallo del voto electrónico, que Fernández criticó hasta el cansancio. Si le hubiesen hecho caso, el país se hubiese evitado la crisis y perder más de 4 mil millones de pesos en medio de una pandemia.

Fue la gestión de Fernández que nombró a Yeni Berenice fiscal en Santiago y luego en la capital y a Wilson Camacho en la Procuraduría. También fue escogida por el CNM Miriam Germán, presidenta de la sala Penal de la Suprema. En el debate de reforma Constitucional, es necesario dejar de lado el ego y lo personal, para enfocarse en lo que conviene al país.

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