“Lo estás malcriando”, le dicen a esa madre que ven dándole comida a su hijo de cinco años, pero no saben que el autismo afecta su motricidad y coordinación haciendo difícil que pueda comer solo, a pesar de tener la edad de hacerlo.
“Lo estás malcriando” le repiten, cuando le preparas comidas especiales y se las llevas al restaurante en vez de pedirle algo del lugar; pero no saben que el autismo afecta su sistema nervioso y la forma en el que niño siente las texturas de los alimentos y los sabores.
“Los estás malcriando”, truenan otra vez cuando la madre abraza al niño para calmarlo en momentos de crisis (que no son rabietas), pues la manera de regular sus emociones es sintiéndose seguro en los brazos de papá o mamá.
Es que llaman “malcriar” hasta a las muestras de afecto, sin saber que un pequeño azul (autista), ve el mundo diferente y por ende siente diferente. Los padres de infantes con TEA muchas veces tienen que dejar su mundo atrás para sumergirse en el de su hijo.
Son muy comunes las acusaciones de “malcriar” que tenemos que escuchar las madres y, personalmente entiendo que los consejos son buenos, sanos hasta cierto punto; pero para que los puedas dar debes haber estado en los zapatos de la persona a quien quieres ayudar a hacerlo mejor (si fuera esa la intención del consejo).
“Madres perfectas” te mencionan un listado de acciones que le han permitido criar bien a sus hijos y lograr cosas increíbles con ellos. Estas parecieran olvidar que cada pequeño es diferente y cuando hablamos de los niños azules es aún más complejo.
¿Pero qué pasa? Sucede que el enfoque no es ayudar, no es aconsejar, es simplemente sacar a relucir su modo de crianza perfecto, esto les hace pasar por alto el hacer preguntas importantes antes de opinar.
Yo aspiro a que algún día, aprendamos a ser más empáticos y menos ligeros para hablar sobre la vida de otros, y como padres, sobre el modelo de crianza que otros aplican en sus hijos.
Palabras clave:
MALCRIAR: Según el diccionario, es educar mal a un niño por concederle excesivos caprichos o por permitir que haga siempre su voluntad sin guiar sus acciones ni acotarlas dentro de los límites de las normas de comportamiento social que se consideran correctas.
NIÑO AZUL: El color azul es el color que representa al mar. A veces, el mar está tranquilo y en otras oportunidades está revuelto. Lo mismo sucede en las vidas de una persona con autismo y su entorno familiar: Hay días serenos y otros más tormentosos. Es por eso que el color azul se transformó en símbolo de los Trastornos del Espectro Autista (TEA).