Muchas veces, las personas expresan sentirse sumidas en una profunda tristeza, producto de la soledad y la desesperanza.
Afirman, y así lo sienten, que ya no vale la pena seguir luchando, que de nada valdrá seguir esforzándose, pues al final todo seguirá igual, están convencidos de que no importa cuánto logren, cuanto consigan en la vida, nada será suficiente.
Sé de muchas personas que lo tienen todo para ser felices, para vivir con optimismo y alegría, pero su empeño y dedicación por alcanzar lo que está más allá de sus posibilidades de éxito para obtenerlo, por su obstinación de correr tras aquello que a su vez lucha por alejarse cada vez más, no les permite valorar todo cuanto han conseguido.

Pierden el tiempo, la vida y sus mejores años estancados, repitiéndose la misma pregunta una y otra vez: ¿Por qué no puedo ser feliz y tener lo que quiero?

Lo malo no es el círculo vicioso al cual se autocondenan, lo verdaderamente preocupante es que muchas veces ni siquiera ellos mismos saben que es lo que en realidad quieren o necesitan para sentirse satisfechos y felices.

Por otro lado, no deja de ser sorprendente y hasta admirable, encontrarse con personas que carecen casi hasta de lo que se considera indispensable para vivir, pero son felices, agradecidos, se sienten afortunados por cada día que pueden ver. Tienen una fe ciega en que “Dios proveerá”, no se desesperan, no pierden las esperanzas. Confían y esperan siempre con optimismo el futuro.

Sonríen a la vida y ante las grandes dificultades, respiran aliviados y agradecen que las cosas no resultaran peor.

Sufren, claro está, son humanos, pero no se amargan, ni permiten que su alma se contamine con sentimientos tan mezquinos como el odio o el resentimiento.

Sueñan, aspiran, desean y luchan por alcanzar sus metas, pero esto no les impide darse cuenta de todo lo bueno que han podido lograr, como tampoco les impide valorar y reconocer la importancia de contar con el apoyo y amor incondicional de sus familiares y amigos.

Es difícil entender cómo alguien que aparentemente lo tiene todo, (y no hablo solo de lo material) pueda sentirse tan necesitado e infeliz y cómo es que a su vez, alguien con tan poco y tan pocos con quien contar, pueda ser tan feliz, pero así es.

Al parecer, la vida tiene caras diferentes y cada uno ve o creer ver la que más se le parece.

Posted in Mi Tiempo

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas