Mire para Puerto Rico, Presidente

Si bien la frase “Lo importante no es cómo se empieza sino cómo se acaba” se atribuye a Michael Schumacher, se recogen cavilaciones

Si bien la frase “Lo importante no es cómo se empieza sino cómo se acaba” se atribuye a Michael Schumacher, se recogen cavilaciones sobre el tema desde el principio y fin del rey Salomón.

Considerado uno de los más sabios, ricos y poderosos gobernantes, dejó a su pueblo la herencia de un tiempo aciago, que nubló los éxitos de su reinado.

Tras la atenta espera de un país que urge ser relanzado en todos los órdenes, el Presidente se vio obligado a reconocer que un intento, sólo un intento de reforma reeleccionista, como le advirtió Luis Abinader, habría acarreado al país fuertes vientos de ingobernabilidad.

Para justificar que a mitad de su mandato cambió la Constitución para beneficio propio, el Presidente dijo en su discurso de renunciación que su doble gestión fue un sueño de progreso.

Si el ánimo de este artículo fuera de porfía, le escribiría al Presidente que deja al pueblo sin agua ni luz, secuestrado por la delincuencia, sin salud ni educación que sirvan, ni seguridad social, endeudamiento que amenaza un shock económico en 2023, un país turístico lleno de basura y sin saneamiento ambiental… y paro de contar.

Le diría al Presidente que si los 5 gobiernos morados fueron un sueño, sería para la cúpula del PLD y sus favorecidos, pues para el pueblo fueron de amarga pesadilla.

Yo le recuerdo al Presidente, con Schumacher y Salomón, que lo importante es cómo se termina.

Que termine contribuyendo a que la JCE organice elecciones limpias como prometió en su discurso, a no meter la cuchara en otros partidos, ni vaciar al Estado en la competencia electoral. Que cumpla la ley.

Que continúe respetando la oposición clara y precisa de la mayoría del pueblo ante cualquier invento con la Constitución, y desoiga el susurro de la carroña que dice apoyarlo pero si fuera al abismo, serán los primeros en gritar ¡Crucificadle, crucificadle!
En virtud de que ni la sociedad dominicana ni sus aliados externos quieren inestabilidad, déjelo del tamaño de su discurso, Presidente.

Una resaca de reforma constitucional puede traer mayores trastornos que la reforma en sí. No alborotemos las avispas, Presidente.

No es cuestión de reforma o no reforma. Manda el desencadenamiento de procesos y fuerzas que pueden cambiar el panorama de la noche a la mañana.

No juzguemos estos tiempos por los tiempos de antes.
Mire para Puerto Rico, Presidente.

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