Los dominicanos vimos como un gran respiro cuando las autoridades sanitarias informaron que no habría restricción alguna para las festividades navideñas.
Ante la expectativa de los más incrédulos que dudaron que estas fechas pudiéramos celebrar en familia y como culturalmente siempre lo hemos hecho, hemos visto que se ha bailado, comido y gozado por doquier.

Sin embargo, ahora que estamos a ley de días para culminar el año y ante el anuncio de las autoridades sanitarias que confirman la presencia en el país de la variante de la COVID 19, ómicron hay nuevos retos que el Gobierno deberá asumir antes que sea muy tarde.

Dado el expertis de más de 1 año trabajando el protocolo y plan de acción para contrarrestar la crisis sanitaria que ha provocado la pandemia del COVID-19, imaginamos que hay suficiente experiencia como para que enfrentemos esta variante sin que represente una carga más pesada para el sistema de salud dominicano.

Ahora que no sabemos si abrazar, dar beso o simplemente tocar los puños cerrados en señal de saludo se suma a estas festividades navideñas una variante cuyo nombre, crea más incertidumbre de lo que realmente puede generar en términos de efectos, según los especialistas en la materia.

Con o sin ómicron, lo importante es que estemos claros de que la vida continúa después de diciembre y que debemos colaborar todo lo necesario para que no tengamos que volver al encierro y que no perdamos más vidas a causa de una pandemia que ha llegado para cambiarnos la vida.

Diciembre casi termina e iniciará otro año al que deberemos abrazar con fuerzas y energía para hacerlo aún más productivo, pese a todos los obstáculos que debamos asumir.

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