Luego de las últimas acciones tomadas por el Gobierno dominicano, bajo las directrices del presidente Luis Abinader, sobre el control migratorio en nuestro territorio, y especialmente para la repatriación de haitianos ilegales, han tomado mayor fuerza las posiciones “pro y anti haitianas” de dominicanos.
Esos debates, a veces incoherentes, han alcanzado tan matiz que han provocado discusiones en escenarios no propicios para tratar ese tema, como sucedió en la reciente marcha convocada para recordar y conmemorar la llamada lucha revolucionario del 1965.
En esa actividad, dominicanos “pro y antihaitianos” expusieron sus posiciones de manera irracional, e incluso, con violencia física, cuando se supone que ese evento siempre he convocado por representantes de la izquierda dominicana y netos integrantes de la clase media “no aburguesada”, como suele decirse en círculos sociales.
Debemos ser más conscientes. Con algunas actuaciones solo damos insumos a organismos internacionales para reforzar su defensa a los haitianos y sus ataques a República Dominicana.
La regulación y el control migratorio de los haitianos en nuestro país debe ser un tema nacional a ser tomado como bandera por todos los dominicanos, sin olvidarnos de que los vecinos haitianos son seres humanos que pasan en este momento por una situación calamitosa, por su país estar gobernado por bandas y pandilleros.
Eso lo debemos hacer sin ver el color o el estatus social de los haitianos, para que nadie nos califique como racistas, por defender los intereses de nuestro país.
Insisto, República Dominicana no puede seguir cargando con el peso económico y social de los haitianos, sin ser responsable o tener algo que ver con la difícil situación y el sufrimiento de ese pueblo. Además, es justa la clausura de la “fábrica de muchachitos haitianos” instalada por mujeres haitianas en nuestro país, con el propósito de que sus hijos obtengan la nacionalidad dominicana o quien sabe cuál otro.
Aunque debemos perdonar, no podemos olvidar las grandes batalladas libradas por haitianos y dominicanos por el control de República Dominicana, que siempre nos ha pertenecido, pese a que algunos haitianos se consideran dueños de este territorio, cuyo desarrollo, con sus imperfecciones, nos ha costado sangre y fuego.
Conjuntamente con el doloroso proceso de control migratorio a través de los hospitales, las autoridades deben continuar reforzando las medidas para impedir la entrada de haitianos ilegales a través de la frontera y todos los dominicanos tenemos el deber moral y cívico de apoyar esas acciones para luego no arrepentirnos.