Cuando se acercan fechas conmemorativas, que están establecidas para vivirlas cada año, se requiere tener cuidado a la hora de la redacción de grafías que forman parte de estas celebraciones y tiempos especiales, como es el caso de Semana Santa.

Sí, Semana Santa, con las iniciales en mayúscula porque es un evento religioso único. Así lo explica la Fundéu, al recordarnos que, “tal como indica la Ortografía, los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de los períodos litúrgicos se escriben con inicial mayúscula”, como también son los casos de “la Cuaresma” y “la Pascua”.

Lo mismo que explicamos en el párrafo que antecede a este, aplica para las denominaciones de “Viernes de Dolores”, “el Nazareno”, “Domingo de Ramos”, “Domingo de Resurrección”, “Jueves Santo”, “Viernes Santo”, “Lunes de Pascua”, etcétera.

En lo que concierne al término “la pasión de Cristo”, la RAE señala que, “como se indica en la Ortografía, lo adecuado es escribir con minúscula el sustantivo ´pasión´ en esta expresión, ya se considere un concepto o un episodio religioso, ya se utilice solo y referido por antonomasia a la de Cristo”.

Sobre los nombres de pasos y cofradías, señala la Fundéu que lo recomendable es escribirlos con mayúsculas iniciales y sin cursiva ni comillas: La Borriquita, La Sagrada Cena, El Prendimiento, Cofradía del Cristo de la Columna, Hermandad del Cristo de la Corona…

Nos recuerdan las Academias que se escriben con inicial minúscula los términos religiosos frecuentes como “vigilia”, “eucaristía”, “misa”, “oficios”, “oración en el huerto”, “confesión”, “comunión” o “procesión”.

Un término que suele traer mucha confusión es el de “viacrucis”, pues sepa, mi querido lector, que ambas formas, tanto “vía crucis” como “viacrucis”, son válidos, pero nunca le ponga un guion, por favor.

Y a propósito del asueto religioso, recordemos que, según el diccionario de la Real Academia Española, Semana Santa es el nombre que recibe la ‘semana última de la Cuaresma, desde el Domingo de Ramos hasta el de Resurrección’. No tiene una fecha fija, pues esta depende de la Luna: el primer viernes después de la primera luna llena posterior al equinoccio de primavera será el Viernes Santo.

No está de más invitarlos a que, en esta Semana Santa, sean juiciosos y aprovechen los días para descansar y reflexionar sobre metas presentes y futuras, pero de manera especial, en abrazar estos días con el verdadero sentido y razón de ser.

¡Gracias por leerme!

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