La preocupación por la creación de condiciones para la vida digna de los jóvenes no debe limitarse a la celebración del Día Nacional de la Juventud. Hasta que no sean resueltos los principales problemas que afectan a los jóvenes, este debe ser un tema de interés de los tomadores de decisiones. A pesar de los avances en materia económica o del sector educación, persisten serias dificultades relacionadas con la desigualdad social, la inseguridad ciudadana y la falta de empleos de calidad para los más jóvenes.

El desempleo juvenil en el país es el más alto en la región, afectando al 25% de la población que se encuentra entre 15 y 29 años. Iniciativas para la aprobación de un Código para el Primer Empleo no han podido cuajar, quedándose en simples promesas. Persisten obstáculos para que los jóvenes, al concluir sus estudios, puedan acceder al mercado laboral. El problema es mayor, si al mismo tiempo los centros educativos no toman en cuenta el tipo de formación que se requiere en sociedades que están siendo impactadas por la cuarta revolución industrial, debido al desarrollo de la tecnología de la información y la biotecnología.

La inserción de los jóvenes al mercado laboral está asociada al tema de la educación. La inversión del 4% del PIB en educación deberá contribuir a generar mayores oportunidades para la juventud. Sin embargo, siguen preocupando datos como los arrojados por la investigación “Los jóvenes dominicanos, esos desconocidos” de EDUCA, que indica que el 50% de los estudiantes no terminan la educación preuniversitaria. Otro estudio dado a conocer por el Centro para la Educación y el Desarrollo (CEDUCA), destaca que un 19% de los dominicanos entre 15 y 29 años, ni estudian ni trabajan. Estos datos revelan que una parte importante de los jóvenes no están adquiriendo las competencias requeridas por el mercado laboral y por lo tanto, estarán condenados a la exclusión.

A los jóvenes dominicanos se les excluye en el ámbito social y económico, pero también en el político. La participación política de la juventud en el país es muy precaria. Los partidos políticos mantienen estructuras anquilosadas que hacen muy difícil la participación de los jóvenes en los espacios de poder, tanto a lo interno de las organizaciones como en el Estado. Los partidos, con sus discursos anclados en el siglo pasado, no son un atractivo para las nuevas generaciones. En tal sentido, se requiere de cambios profundos que permitan una mayor inclusión de los jóvenes en los centros educativos, en el mercado laboral y en el ejercicio de la política, como forma de hacer de esta una sociedad más democrática.

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