En la mayor parte de los países de América Latina, los partidos tradicionales han sufrido derrotas, transformaciones y divisiones, que los han llevado a ser cada vez menos importantes o a desaparecer del escenario, dando lugar a la emergencia de nuevos actores que se convierten en figuras determinantes del ejercicio del poder.

Sin embargo, en la República Dominicana no ha sido así, sino que por el contrario los partidos de mayor tradición e historia siguen dominando el escenario. Las nuevas opciones no han podido dar la cara de manera exitosa y los nuevos actores en los procesos que no son parte de una de las estructuras tradicionales, terminan con una muy baja votación y en poco tiempo caminan a desaparecer como factores electorales o de poder.

El PLD y el PRD, ahora con su versión PRM, son los partidos que han dirigido la nación en los últimos 20 años y al parecer la seguirán dominando por muchos años. Las cinco figuras políticas fundamentales de esos tres partidos son las que determinan el curso de los acontecimientos del poder, de la sociedad y del gobierno. Danilo Medina y Leonel Fernández, del PLD, Miguel Vargas del PRD, e Hipólito Mejía y Luis Abinader del PRM, son los líderes que con su accionar ponen a girar todo lo concerniente al mundo político. El PRSC ya no está en ese ranking, fue un partido que tuvo mucha importancia pero en la actualidad es sólo una sombra electoral del pasado, que no ha podido ni parece que podrá, cuajar ningún liderazgo político de peso e importancia como aquellos cinco mencionados.

Las opciones emergentes no han podido sembrar raíces sólidas ni tienen fuerza electoral. Figuras como Guillermo Moreno, Minú Tavarez o Fidel Santana, son estrellas fugaces que se desprenden de la vía láctea que es el PLD o el sentimiento progresista, brillan unos días sobrepor sus denuncias y discursos bonitos, pero se apagan como opciones importantes porque no pueden articular ningún proyecto que cale en las mayorías.

El futuro político electoral tiene un fuerte olor a pasado. No hay posibilidad, por lo menos por ahora, que una figura nueva, llamase David Collado, Abel Martínez, Milton Morrison, Faride Raful o José Paliza, pueda desarrollar un proceso que lo lleve a convertirse en una opción real de poder de cara al 2020. Ellos son figuras con muchas potencialidades para un futuro que no parece muy cercano y que tiene grandes inconvenientes en los líderes tradicionales, los cuales tienen todavía mucho peso político y electoral.

Aunque parezca muy duro y extemporáneo decirlo, el panorama de cara al 2020, avisoran que el PLD va a seguir gobernando con una de tres opciones: la reelección del Presidente, el retorno del expresidente Fernández o un nuevo candidato apoyado por ellos dos. Los efectos que ha tenido la marcha verde en el gobierno y el PLD, ya se van diluyendo y tanto Danilo, el gobierno y el PLD siguen siendo la principal opción de poder y la principal maquinaria electoral. Y eso no parece que cambiará en tres años.

En el caso del PRM todo apunta a que se desarrollará una dura campaña entre Hipólito y Luis, que podría favorecer al primero por su experiencia y maquinaria política. En el caso del PRD, se da por descontando que Miguel Vargas, seguirá su alianza con el PLD y continuará desarrollando su partido para jornadas congresionales y municipales. En el PRSC, se prevee una lucha interna agresiva y dolorosa entre dos sectores, la cual terminará disminuyendo cada vez más y más su fuerza e importancia electoral.

El futuro político dominicano con miras al 2020, parece que tendrá como actores principales nuevamente a un presidente en ejercicio, a dos expresidentes muy conocidos, y a dos líderes formados bajo la égida del doctor Peña Gómez. Lo nuevo, parece que tendrá que esperar.

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