El miércoles vimos a Pedro Martínez, el muchacho de Manoguayabo que con su sencillez y sereno carácter se paseó con gran clase por las Grandes Ligas, llegando al Salón de la Fama, en otra esplendorosa salida que de nuevo llena de orgullo a su pueblo.
Esta vez el muchacho de grande corazón no estaba en “la lomita de los sustos” imponiéndose a sus oponentes de cualquier equipo de la gran carpa, sacando outs en trocha, terciándose uno de los tres premios CY Young que supo ganar.

Tampoco comentaba Pedro para el mundo, con gracia y elegancia, las cualidades con que su compadre Vladimir Guerrero conquistó un pedestal en el Salón de la Fama, hazaña lograda apenas por Pedro y Juan Marichal entre el gran ejército de superestrellas que ha dado el béisbol de nuestro país. Otros los seguirán en ese alto honor.

Ni estaba Pedro recibiendo elogios por una trayectoria de seriedad y hombría de bien en la que también ha destacado, o por una de sus salidas también de calidad junto a su esposa Carolina Cruz en las jornadas de apoyo y promoción a los niños para que no caigan en vicios y enruten adecuadamente sus vidas por sendas de ciudadanía responsable y valores morales.

Pedro Martínez, el sencillo muchacho de Manoguayabo que tantas veces nos llenó de orgullo por su grandeza como atleta, vuelve a dar la cara por su pueblo en un ámbito público diferente al de los focos que lo iluminaron como figura deportiva mundial.

En este momento en que la epidemia de coronavirus le está dando tan duro a la salud, a la economía y el mejor entusiasmo del criollo, Pedro da la cara al aceptarle al presidente Luis Abinader una invitación a arrimar el hombro.

A que lo ayude junto a otros distinguidos ciudadanos a acompañarlo en las responsabilidades que implica la buena gobernanza en un momento tan difícil como el que vivimos los dominicanos, como muchos otros pueblos del mundo.

Cuanto orgullo sentimos sus admiradores cuando vimos a Pedro entre las personalidades que conforman el Comité Gestor de los Voluntariados de las Instituciones Públicas, una forma de acompañar los esfuerzos extraordinarios que está realizando el presidente Abinader por sacar el país adelante en la coyuntura de crisis que ha impuesto al mundo el COVID 19.

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