Indiscutiblemente el fondo de pensiones del país, ascendente a RD$1 billón 213,244 millones, a diciembre pasado, ha fortalecido la economía dominicana y aumentado la riqueza de algunos.

También, es bueno saber que las administradoras de fondos de pensiones (AFP) han logrado duplicar esos recursos en comparación con el dinero aportado por los trabajadores y sus patrones, mediante su inversión en el sistema financiero y otros instrumentos.

Para muestra de la duplicación de esos recursos, basta leer un estado de cuenta enviado a cualquiera de los trabajadores, el cual indica que alrededor 50% de su fondo es del aporte y el restante de las ganancias obtenidas.

Sin embargo, la Ley 87-01 del Sistema Dominicano de Seguridad Social en lo relativo a las pensiones no cumpliría con el mayor fin de la parte de esa iniciativa puesta en vigencia en junio del 2003, como es la de garantizar un retiro digno a los trabajadores, sino es modificada con esa finalidad.

Resulta injusto que un trabajador se retire por vejez, a la hora de cumplir 30 años de servicio, 60 años de edad y acumular 360 cuotas, con una pírrica pensión del alrededor del 30% de su salario. Imagínese si su salario promedia RD$30,000, su pensión sería de unos RD$10,000 mensuales, y, para colmo, le sea quitado el seguro médico privado, cuando la edad se empecina en golpear el cuerpo con diferentes enfermedades y “achaques”.

Aunque parezca increíble hay otros que les puede ir peor en relación con quienes cumplan los requisitos establecidos para un retiro con una pensión por vejez normal. Esos son quienes tengan una cantidad de dinero ahorrado en el fondo de pensiones, no hayan acumulado las 360 cuotas y no tuvieran más de 44 años cuando fue puesta en vigencia la Ley de la Seguridad Social.

Los ciudadanos que estén en esas condiciones, al momento de su retiro por vejez, deberán conformarse con una pensión de salarios mínimos o una “vitalicia”, mediante una negociación con una aseguradora, que se convertirá en propietaria de los recursos, incluyendo su futura rentabilidad.

Sin ser ave de mal agüero, las pensiones vitalicias serían injustas. Lo ideal sería devolver la totalidad de su ahorro al trabajador de una sola vez, cuando cumpla 60 años, para que lo invierte o haga otra cosa más favorable con su dinero.

Esas situaciones empezarán a sufrirse más a partir del 2033, cuando iniciarán las reclamaciones de pensiones por vejez de una parte de los cotizantes en el sistema de pensiones del país, sino son hechas las correcciones necesarias.

Los trabajadores estamos en la obligación de abogar porque el Congreso Nacional modifique la Ley de Seguridad Social en lo relativo a las pensiones para aliviarnos un poco la vida en nuestro retiro laboral.

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