El certero analista Juan Bolívar Díaz -a quien junto al director de este diario, Osvaldo Santana y a Quiterio Cedeño agradezco parte de lo poco que sé de periodismo- ha pedido “a los amigos” de Danilo Medina que le aconsejen “no buscarse una derrota como la que le espera si persiste en meterse con todo el gobierno en la campaña electoral”.

Los líderes son seres excepcionales, que como por ensalmo permean de su aura de poder a la gente que los rodea y que se convierten en tamiz para entrar al recinto y conseguir espacios y anuencias de la figura.

En realidad es un privilegio ser colaborador y formar parte del entorno del líder. Pero eso también conlleva responsabilidades. Los líderes suelen no ser muy amigos de que les lleven la contraria. Y parte de la responsabilidad de su entorno es serles a veces más leales de lo que son con ellos mismos.

“Los amigos del presidente Medina” a los que apela Juan para que convenzan al mandatario de que “no se embarque en meter un elefante embravecido en una cristalería”, saben que a veces el hombre monta en cólera, sobre todo cuando le presentan encuestas que no coinciden con los números que él espera.

En una ocasión durante su campaña a la reelección supe que le presentaron una encuesta con resultados que dijo eran inaceptables. Por entonces Joao Santana jefaturaba su campaña.
Haciendo enérgicos gestos con el brazo derecho y sacudiendo la mano hacia afuera de su cuerpo repetía que se llevaran “eso” de su presencia.

Tal vez hubo algo de especulación en cómo se lo contaron a mi fuente, o en cómo me lo relató. Pero poco después se produjo un hecho público que dio viso de ‘vérité a la historia anterior.

Luego de que la firma Gallup publicara una encuesta que para nada gustó al Presidente, tres altos funcionarios del gobierno y jefes de esa campaña de Medina fueron a advertirle al presidente de la firma que ellos no aceptaban esos números, que tenían otros resultados y que repitiera la encuesta para que coincidieran.

Y así fue.

Todo el que ha tenido experiencias de campaña sabe que un emplazamiento como ese no se hace sino es con autorización o permiso del candidato.

Los líderes, los presidentes, por altos y poderosos que sean o que parezcan ser, también son humanos y se equivocan, y es responsabilidad de su entorno, de sus amigos, hacérselo saber, aunque se sientan incómodos.

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