Los implacables datos de mortandad y contagio que vamos acumulando, la parálisis de la mayor parte de la actividad económica, el golpe al empleo y a la zona de confort que es nuestra cotidianidad, nos están dando en la madre, como dicen ahora los jóvenes.
La cuarentena, y la incertidumbre que nos plantea haberla cumplido sin tener claro hasta cuándo se mantendrá la prohibición de desenvolvernos en vida comunitaria, colocan a muchos dominicanos ante un panorama de incertidumbre, ansiedad y desesperación.

Porque además de las angustias y el estrés que genera el encerramiento indefinido, está la necesidad de dinero y diligencias para reponer comidas, medicamentos, y responder a otras necesidades familiares. Lo que se proyecta en todo el mundo es que en los próximos meses, y quizás años, los pueblos tendrán que retomar sus principales actividades conviviendo con el coronavirus y conteniéndolo con las medidas de prevención y cuido de los sanos y contagiados.

Y logrando descubrir y obtener los medicamentos que lo derroten, y haciéndose también inmune al virus amplios grupos humanos, como ocurrió con otras epidemias. Junto al combate decidido al coronavirus los dominicanos tenemos que hacer los ajustes y sacrificios necesarios para salir del desastre en que estamos para recuperar la salud del pueblo, sanear la economía, recuperar la fe y la esperanza en el porvenir, y no permitir que zozobre el navío institucional, que viene hace tiempo a la deriva.

Un senador gobiernista gestiona, en lo que parece un globo de ensayo, que las elecciones de mayo próximo sean pospuestas dizque por un año, lo que constituye la última versión del laborantismo de un PLD que sabiéndose en minoría resiste acatar la voluntad mayoritaria del pueblo, y se empecina en perpetuarse como sea en el poder.

Orlando Jorge Mera ha advertido que de no poder celebrarse las elecciones el próximo 17 de mayo, deberán necesariamente ser organizadas antes del 16 de agosto, fecha en que termina el presente mandato constitucional, y que plantear su extensión es inaceptable.

Alerta, como corresponde al demócrata a carta cabal que es, el aplomado servidor de la sociedad que es Teófilo Quico Tabar, advertía ayer refiriéndose al tema que “no vengan con cuentos chinos, ni inventen fórmulas que puedan conducirnos a la ilegitimidad”.

En medio de la epidemia, de la crisis de credibilidad, y desconfianza del pueblo en las autoridades, venir el peledeísmo con otro invento para perpetuar su continuismo puede llevarlos a la madre de todas sus derrotas.

Ojalá que sopesen bien sus pasos, y que se sacudan conciencias que con sus silencios y aquiescencia contribuyen a incubar una crisis de gobernabilidad de la que saldremos perdiendo todos.

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