Introducción

Leyendo un texto de San Cirilo de Jerusalén, Obispo de esta Sede en los años 348-387, a saber, su catequesis 18 sobre el bautismo, me sentí inspirado y motivado para recoger estas reflexiones. El punto de partida serán textos de San Cirilo, completadas con otros del Catecismo de la Iglesia Católica, año 1992, cuyo equipo internacional de redacción fue coordinado por el entonces Cardenal Joseph Ratzinger y aprobado por el Papa Juan Pablo II.
“Iglesia” es una palabra que encuentra su significado último en la lengua hebrea y la palabra “católica” en la lengua griega.
Los siguientes datos nos ayudarán a una mejor comprensión de ella.

I
Iglesia significa convocación

“Con toda propiedad se le llama Iglesia o convocación, ya que convoca y reúne a todos, como dice el Señor en el libro del Levítico: Convoca a toda la asamblea a la entrada de la tienda del encuentro. Y es de notar que la primera vez que la Escritura usa esta palabra «convoca» es precisamente en este lugar, cuando el Señor constituye a Aarón como sumo sacerdote. Y en el Deuteronomio Dios dice a Moisés: Reúneme al pueblo, y les haré oir mis palabras, para que aprendan a temerme. También vuelve a mencionar el nombre de Iglesia cuando dice, refiriéndose a las tablas de la ley: Y en ellas estaban escritas todas las palabras que el Señor os había dicho en la montaña, desde el fuego, el día de la iglesia o convocación; es como si dijera más claramente: «El día en que, llamados por el Señor, os congregasteis». También el salmista dice: Te daré gracias, Señor, en medio de la gran iglesia, te alabaré entre la multitud del pueblo.” (Catequesis de San Cirilo de Jerusalén)

II
Católica significa universal
“La Iglesia se llama católica o universal porque está esparcida por todo el orbe de la tierra, del uno al otro confín, y porque de un modo universal y sin defecto enseña todas las verdades de fe que los hombres deben conocer, ya se trate de las cosas visibles o invisibles, de las celestiales o las terrenales; también porque induce al verdadero culto a toda clase de hombres, a los gobernantes y a los simples ciudadanos, a los instruidos y a los ignorantes; y, finalmente, porque cura y sana toda clase de pecados sin excepción, tanto los internos como los externos; ella posee todo género de virtudes, cualquiera que sea su nombre, en hechos y palabras y en cualquier clase de dones espirituales. (Catequesis de San Cirilo de Jerusalén).

El Catecismo de la Iglesia retoma el tema diez y seis siglos después con estas palabras:

“La palabra “católica” significa “universal” en el sentido de “según la totalidad” o “según la integridad”. La Iglesia es católica en un doble sentido:

«Todos los hombres están invitados al Pueblo de Dios. Por eso este pueblo, uno y único, ha de extenderse por todo el mundo a través de todos los siglos, para que así se cumpla el designio de Dios, que en el principio creó una única naturaleza humana y decidió reunir a sus hijos dispersos […] Este carácter de universalidad, que distingue al pueblo de Dios, es un don del mismo Señor. Gracias a este carácter, la Iglesia Católica tiende siempre y eficazmente a reunir a la humanidad entera con todos sus valores bajo Cristo como Cabeza, en la unidad de su Espíritu».

III
Cada una de las iglesias particulares o diócesis es Católica
“Esta Iglesia de Cristo está verdaderamente presente en todas las legítimas comunidades locales de fieles, unidas a sus pastores. Estas, en el Nuevo Testamento, reciben el nombre de Iglesias […] En ellas se reúnen los fieles por el anuncio del Evangelio de Cristo y se celebra el misterio de la Cena del Señor […] En estas comunidades, aunque muchas veces sean pequeñas y pobres o vivan dispersas, está presente Cristo, quien con su poder constituye a la Iglesia una, santa, católica y apostólica”.

Se entiende por Iglesia particular, que es la diócesis (o la eparquía), una comunidad de fieles cristianos en comunión en la fe y en los sacramentos con su obispo ordenado en la sucesión apostólica. Estas Iglesias particulares están “formadas a imagen de la Iglesia Universal. En ellas y a partir de ellas existe la Iglesia católica, una y única”.

“Guardémonos bien de concebir la Iglesia universal como la suma o por decirlo así, la federación de iglesias particulares. En el pensamiento del Señor es la Iglesia, universal por vocación y por misión, la que, echando sus raíces en la variedad de terrenos culturales, sociales, humanos, toma en cada parte del mundo aspectos, expresiones externas diversas” (Evangelii Nuntiandi). La rica variedad de disciplinas eclesiásticas, de ritos litúrgicos, de patrimonios teológicos y espirituales propios de las Iglesias locales “con un mismo objetivo muestra muy claramente la catolicidad de la Iglesia indivisa” (Catecismo de la Iglesia Católica, # 832-835).

IV
¿Quién pertenece a la Iglesia Católica?
“Todos los hombres, por tanto, están invitados a esta unidad católica del Pueblo de Dios […] A esta unidad pertenecen de diversas maneras o a ella están destinados los católicos, los demás cristianos e incluso todos los hombres en general llamados a la salvación por la gracia de Dios” (Lumen Gentium).

«Están plenamente incorporados a la sociedad que es la Iglesia aquellos que, teniendo el Espíritu de Cristo, aceptan íntegramente su constitución y todos los medios de salvación establecidos en ella y están unidos, dentro de su estructura visible, a Cristo, que la rige por medio del Sumo Pontífice y de los obispos, mediante los lazos de la profesión de la fe, de los sacramentos, del gobierno eclesiástico y de la comunión. No se salva, en cambio, el que no permanece en el amor, aunque esté incorporado a la Iglesia, pero está en el seno de la Iglesia con el “cuerpo”, pero no con el “corazón”» (Lumen Gentium)

“La Iglesia se siente unida por muchas razones con todos los que se honran con el nombre de cristianos a causa del bautismo, aunque no profesan la fe en su integridad o no conserven la unidad de la comunión bajo el sucesor de Pedro” (LG 15). “Los que creen en Cristo y han recibido ritualmente el bautismo están en una cierta comunión, aunque no perfecta, con la Iglesia católica”. Con las Iglesias ortodoxas, esta comunión es tan profunda “que le falta muy poco para que alcance la plenitud que haría posible una celebración común de la Eucaristía del Señor” (Pablo VI, Homilía del 14 de diciembre de 1975 en la Capilla Sixtina; (cf. Unitatis Redintegratio) (Idem. # 836-838).

V
La iglesia y los no cristianos
“[…] Los que todavía no han recibido el Evangelio también están ordenados al Pueblo de Dios de diversas maneras” (Lumen Gentium):

La relación de la Iglesia con el pueblo judío. La Iglesia, Pueblo de Dios en la Nueva Alianza, al escrutar su propio misterio, descubre su vinculación con el pueblo judío “a quien Dios ha hablado primero” (Misal Romano, Viernes Santo: Oración universal VI). A diferencia de otras religiones no cristianas la fe judía ya es una respuesta a la revelación de Dios en la Antigua Alianza”.

Las relaciones de la Iglesia con los musulmanes. “El designio de salvación comprende también a los que reconocen al Creador. Entre ellos están, ante todo, los musulmanes, que profesan tener la fe de Abraham y adoran con nosotros al Dios único y misericordioso que juzgará a los hombres al fin del mundo” (LG 16; cf. NA 3).

El vínculo de la Iglesia con las religiones no cristianas es, en primer lugar, el del origen y el del fin comunes del género humano:

«Todos los pueblos forman una única comunidad y tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo habitar a todo el género humano sobre la entera faz de la tierra; tienen también un único fin último, Dios, cuya providencia, testimonio de bondad y designios de salvación se extienden a todos hasta que los elegidos se unan en la Ciudad Santa (NA 1).

La Iglesia reconoce en las otras religiones la búsqueda, “entre sombras e imágenes”, del Dios desconocido pero próximo ya que es Él quien da a todos vida, el aliento y todas las cosas y quiere que todos los hombres se salven.” (Idem. #839, 841-843).

Conclusión

CERTIFICO que mis reflexiones recogidas en el artículo ¿Qué significa la Iglesia Católica? están tomadas literalmente de San Cirilo, años 348-387, y del Catecismo de la Iglesia católica, año 1992.

DOY FE en Santiago de los Caballeros a los trece (13) días del mes de junio del año del Señor dos mil dieciocho (2018).

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