Estamos a minutos de que termine el año 2022 y comience el 2023, y cada vez que ese momento acontece nos ofrece una emocionante oportunidad para empezar de nuevo.

Y como es costumbre, para la mayoría de las personas, que al término de un año se haga un balance de lo que nos ha ocurrido dentro de los últimos doce meses, reflexionando profundamente sobre los logros.
Y esos mismos balances de fin de año son los que nos permiten comenzar algo nuevo. Con base en aquellos aprendizajes que queremos, y a lo que no pudimos lograr en este año que termina.

No importa qué objetivos te hayas propuesto para el nuevo año 2023. Es un momento para celebrar a su manera, el que pueda hacerlo por todas las experiencias buenas y malas que hayas tenido y por todos los sueños que tienes previsto para el siguiente.

Independientemente de lo triste que se puede estar y pensativo por la reciente pérdida de un hermano, como es el caso de quien escribe estas líneas, algo muy doloroso para toda nuestra familia.

Pero saltar de un año a otro es una convención del almanaque. Pasar de un año a otro es pura confianza en que es así, por inercia, por necesidad de renovar la fatiga, por la fiesta, pero nada delata que algo vaya a cambiar. Diciembre es algo así como el domingo del año.

Pero este diciembre del 2022 que en minutos se agota parece el domingo de un siglo. Han sido años complejos, 2020 de encierro, 2021 de vacunas y 2022 de regreso, y nuevos virus…. Se han sentido muy largos, pero se nos pasó rápido; fueron terribles pero aprendimos y nos hicimos fuertes; fueron de aislamiento, pero estuvimos más cerca que nunca.

Hemos sentido miedo, angustia, dolor, incertidumbre. Estuvimos perplejos, incrédulos, asustados, enojados. Lloramos, aplaudimos, gritamos, nos ayudamos. Enterramos a nuestros muertos con velorios y sin velorio. Los despedimos en silencio. Crecimos. Aprendimos de epidemiología, tecnología, y virología, etc.

El nuevo año que está ante nosotros (2023), es como un capítulo de un libro, que espera ser escrito. Y el 2022 ha sido un año lleno de alegrías y de tristeza, doce meses en los que pasaron muchas cosas buenas y otras malas pero la vida continúa.

Para terminar les deseo a todos mis lectores un feliz año nuevo, y que la tolerancia sea el valor que guíe la vida pública en nuestro país en el 2023.

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