Conocemos que Enoc caminó con Dios y un día lo traspuso sin ver muerte. Debe ser maravilloso caminar en dirección a donde Dios “piensa” llevarte, porque antes de ir con los pies llegamos con la mente.
Algunos caminan sus senderos y avanzan, otros sobrevuelan los de Dios y ascienden. Al crearnos, Dios escondió nuestras alas en el alma, para que no abandonemos este mundo cuando todo arde.
Sin embargo cada vez que soñamos, alzamos vuelo, nos elevamos cuando amamos a la distancia, o tocamos el cielo en oración. Todos volamos antes de abrir las alas, al cerrar los ojos, al besar, al abrazar o al creer. Pero si te estás moviendo a donde Dios no te lleva, entonces solo caminas. Recuerda, el camino es para todos, las alas son tuyas.