La consagración del proceso institucional que impulsa el presidente Luis Abinader es crucial para que los dominicanos desarrollemos el país en todos los órdenes, o nos resignemos a no ser capaces de vivir en orden y bienestar, bajo una democracia moderna.
Hora de decidir si empujamos al país por sendas de desarrollo, de creación de capital social, o seguimos resbalando cuesta abajo en la pendiente enjabonada del subdesarrollo y el atraso, bajo esquemas de reproducción de la pobreza material e incluso espiritual que ha invadido nuestros modos de pensar, nuestra médula.

El proceso institucional tiene hoy por hoy sus cimientos en la independencia del Ministerio Público y sucesivamente en todo el sistema judicial, la existencia de una Junta Central Electoral y un Tribunal Superior Electoral al margen de las influencias partidarias, y por igual una Cámara de Cuentas libre del poder de los gobiernos de turno, la clase política y grupos de intereses privados.

El primero de esos pilares, la independencia del Ministerio Público, está siendo objeto de descrédito tan pronto como ha iniciado indagatorias que van dejando al desnudo un enorme entramado de corrupción en la cúpula del poder político, militar y judicial durante el gobierno del PLD.

Estamos dando un gran salto de avance en el proceso institucional, pero es hora de apuntalar el poder del Ministerio Público, o ser arrastrados a la oscuridad, de quedarnos en los mediocres índices económicos de salubridad, educación y cultura a que hemos sido relegados siempre.

Sostengo que la locomotora que son nuestras fuerzas productivas, las que nos han mantenido en sostenido crecimiento económico durante 6 o 7 décadas mantienen sentadas las bases no solo del crecimiento económico, sino además del desarrollo económico y social.

Ahora vivimos un momento estelar para dar un gran salto, porque desarrollo económico y social están sujetos a la fortaleza institucional, lo que estamos logrando con la independencia del Ministerio Público. Sin leyes o normativas que arbitren y defensores de la sociedad, que otorguen a cada quien lo que corresponde, no iremos pa parte.

Es necesario que los sectores más sanos de nuestro pueblo, los no vinculados a la estafa de los fondos públicos, respalden el trabajo del Ministerio Público, de modo que empecemos a enderezar los torcidos rumbos por los que se ha estado llevando al país.

Que nadie se haga el desentendido, mire para otro lado o haga como los mocanos que dejan la lluvia caer. Estamos en tiempo de ser o no ser.

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