Un proyecto de ley anunciado por el consultor jurídico de la Presidencia, apunta a otro cambio fundamental de los que gesta antes de cumplir su primer año de gobierno el presidente Luis Abinader.
Una ley cuyos debates darán oportunidad a la participación social en la reorganización de un órgano cuyo funcionamiento es de vital importancia pues se relaciona con reducir espacios a un litoral que sirvió para recortar derechos y ahondar torcidos.

Los organismos de inteligencia fueron estructurados como herramienta del poder en las naciones, alcanzando su máxima vigencia durante las guerras libradas por las potencias mundiales para extender su influencia geopolítica.

En tiempos de guerra pasaron a ser un auxiliar de los ejércitos para obtener informaciones que les permitieran adelantarse a los movimientos de los contrarios. Eran, fundamentalmente, instrumentos de apoyo a la acción militar.

En los escenarios de la “guerra fría”, actuaron como mecanismos de apoyo a las luchas mundiales, regionales y nacionales por el control del poder político.

Atrás del fantasma del comunismo, metieron algunos de sus cuadros en política, siendo el más altisonante Vladimir Putín, exoficial del Comité para la Seguridad del Estado, KGB, devenido en dictador ruso, y otros se tornaron instrumentos de turbios negocios escudados en el manejo estatal de informaciones usadas para extorsionar a políticos y hombres de negocios.

Trujillo creó el Servicio de Inteligencia Militar, SIM, para perseguir y asesinar la resistencia a su tiranía.

Al disolverlo en 1962, al presidente Balaguer se le atribuye explicar que “los calieses del SIM, esa banda de fascinerosos queda extirpada del Estado dominicano”, interpretado como una forma de desvincularse del régimen del que luego se declararía cortesano.

Aunque el SIM fue disuelto, los organismos de inteligencia continuaron siendo utilizados como mecanismos de control y uso político por los gobiernos, siendo la Dirección Nacional de Investigaciones, DNI, una policía política al servicio de los gobiernos de turno.

El uso del DNI como instrumento de espionaje e influencia política queda ilustrado en una declaración del expresidente Leonel Fernández, afirmando que respaldaría la transformación del DNI “si no es para usarlo contra los partidos políticos”.

Otra evidencia, es el hecho de que en el pasado gobierno, el señor Robert de la Cruz fue subdirector del DNI y delegado del PLD ante la Dirección de Elecciones de la Junta Central Electoral.

Joao Santana, el asesor de Odebrecht y de la reelección del presidente Danilo Medina en 2016, cuando trabajaba con partidos en el poder, ponía como condición de su éxito que le pusieran los organismos de inteligencia del Estado a su disposición.

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