El diálogo que se inició esta semana bajo la rectoría del Consejo Económico y Social, presidido por monseñor Agripino Núñez Collado, es un espacio ideal para que los diversos sectores sociales y políticos puedan establecer un acuerdo que permita realizar los procesos electorales de marzo y de mayo con niveles de credibilidad, justicia y transparencia. Y que todos los partidos políticos participantes se comprometan a respetar los resultados.

Quienes cuestionan al Consejo Económico y Social y a monseñor Núñez Collado, en el fondo lo que muestran es una actitud anti-democrática y que no tienen deseos reales de que se busque un pacto político que ayude a mantener la estabilidad. Agripino es un mediador por excelencia que ha sabido resolver situaciones muy complejas en la historia dominicana, desactivando grandes tensiones que pudieron haber culminado en guerras civiles.

Resulta doloroso y sorprendente escuchar a un líder de la estatura del expresidente Leonel Fernández cuestionando el diálogo y a Monseñor Agripino Núñez, a quien tanta veces utilizó para negociar. Esa posición lacera de manera muy sensible su condición de líder democrático y tres veces presidente de la República. Es una posición increíble y errada.

El diálogo y la concertación son siempre, en todas las circunstancias, el camino más conveniente para encontrar soluciones a los conflictos y las crisis. El diálogo debe ser amplio, inclusivo y participativo de la mayor cantidad de actores políticos y sociales que puedan aportar y ayudar. Pero debe ser efectivo, es decir, no se puede incluir a todo el que quiera participar por participar, sino a aquellos que de verdad quieran ayudar a encontrar soluciones.

En ese orden, fue correcto incluir a Participación Ciudadana y a una representación de los jóvenes que protestaron en la Plaza Independencia. Estos dos sectores ayudan a viabilizar salidas democráticas y aumentan las posibilidades de encontrar una vía expedita para lograr soluciones favorables a la mayoría de la población.

Ahora bien, he sido del criterio que los actores principales de este diálogo y quienes van a determinar la salida correcta para el mismo, son los dos principales partidos del país, el PLD y el PRM. Los líderes de esas dos organizaciones son quienes tienen la responsabilidad histórica de lograr que el país supere esta crisis político-electoral que vivimos y se realicen los dos procesos electorales que faltan, sin traumas y ambos partidos respetando sus resultados.

El PLD y el PRD son quienes determinan el camino a recorrer para encontrar solución a la situación que vivimos. Ellos dos son los partidos que acaparan la mayor votación, tienen la mayor fortaleza electoral y de uno de ellos dos saldrá el próximo presidente de la República. Por eso, con espíritu de humildad pero con firmeza para caminar juntos y entenderse, ambos partidos deben pactar la salida y conducir el dialogo por esa vía.

El diálogo debe ser amplio y participativo, pero sobretodo debe ser representativo y efectivo para que se encuentren las soluciones correctas. No puede ser un dialogar por dialogar, sino un espacio para encontrar soluciones y reencausar la nación en términos electorales. El PLD y el PRM tienen la mayor responsabilidad en esa tarea histórica. Manos a la obra.

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