Los listados son buenos y malos a un tiempo, ayudan a elegir entre el trigo y la maleza, pero no debemos luego aferrarnos a ellos ciegamente; son buenos para el inicio, pero luego debemos corregir, quitar, cambiar y hacer nuestro propio listado. Así en todo, debemos formarnos nuestro particular criterio.
Además, y no se las razones, algún motivo psicológico profundo hace de a los listados tan atractivos. Por ejemplo, las 7 maravillas de la antigüedad o del mundo moderno; Los 3 hombres más ricos del mundo; Las 5 economías más pujantes; o, los libros más leídos del mundo.
Precisamente, en relación a los libros, y de forma específica, al mundo de la literatura, ¿cuáles serían los autores o libros imprescindibles de la cultura dominicana? Ahí, como en todo, habrá textos “canónicos”, pero reivindico la libertad que tiene cada uno de hacer su listado.
Pero, antes, debemos saber cantidad, para que el título sea impactante: Los diez libros o autores fundamentales de la literatura dominicana, o los siete, o los tres, ¿Cuál sería el límite? Incluso, ¿Sería conveniente dividirlos por sexo? O ¿Por género? ¿Podemos incluir ahí a los oradores y a los articulistas? O ¿Podemos utilizar, para diferenciarlos, los términos de “en la Primera República” u otros semejantes? ¿Valen los escritos bajo las tantas tiranías que hemos padecido, las loas? Estas y otras preguntas o parámetros podrían surgir en el camino, las cuales, viéndolas bien, podrían complicar la selección. Incluso, a veces leemos a un autor, al cual no volvemos después, pero que lo incluiríamos en la lista, mientras lo leemos y, quizás, no así en otro momento. También, obviamente, nuestras limitaciones: no lo hemos leído todo.
Por esto, hacer un listado de clásicos dominicanos, aunque parezca simple no lo es. Aquí algunos que no podrían faltar en mi lista: Como novela debo empezar por “Enriquillo”, de Manuel de Jesús Galván. Mítica, bien escrita, sin dudas era todo un prosista Galván; la novela marca el punto máximo del indigenismo, y merece, personalmente, una lectura moderna, hablo desde el recuerdo, quizás hace más de 20 años la leí por última vez.
Luego, saltaré a “La Mañosa” del profesor Juan Bosch, aquella publicidad de “la novela de las revoluciones y montoneras dominicanas” le va como anillo al dedo y esa frase, inolvidable, que describe a los hombre de aquí, y a los de allá: “A mi mula le pude quitar las mañas, pero a los hombres nadie se las quita”, la hacen merecedora de un puesto en mi listado. Una tercera, que bien puede leerse como especie de cuentos sueltos, o como una novela con un hilo conductor común es “Mis 500 locos”, de Antonio Zaglul. Escrita con un lenguaje sencillo y conteniendo en sus páginas múltiples enseñanzas aplicables más allá de las paredes del sanatorio, merece un puesto en mí listado.
El espacio del artículo me obliga a obviar la poesía, el cuento, el ensayo, los artículos y la oratoria, que bien podrían ir en un próximo listado, quizás con la ayuda de los lectores.
