El Comité Olímpico Dominicano, COD, es el máximo rector de nuestro deporte olímpico. Su misión consiste en desarrollar, promover y proteger nuestro movimiento olímpico, apoyando los programas, actividades, eventos y competencias de las federaciones afiliadas. Su objetivo traspasa nuestra frontera, pues abarca los compromisos asumidos con el Comité Olímpico Internacional y sus organismos regionales o continentales.

Un COD fuerte, en armonía y enfocado en sus metas redunda en beneficio de sus federaciones y, en consecuencia, de sus clubes y atletas. En caso contrario, un COD con problemas, división y conflictos es una estocada casi mortal para sus afiliados, donde el buen nombre es vital para motivar la participación deportiva, organizar eventos y buscar patrocinios. Cuando la institución madre sufre, los hijos pagan las consecuencias.

El COD, en consecuencia, debe ser modelo de institucionalidad en la sociedad, inspirando respeto y confianza más allá de lo deportivo, sobre todo en los sectores público y privado de más influencia, manteniendo siempre su independencia.

Recientemente renunciaron varios miembros de la directiva del COD, lo que ha provocado gran preocupación en el deporte, porque, además del daño que se le hace al deporte local, podría tener graves consecuencias para el país por los compromisos internacionales asumidos, donde somos sede de uno de ellos.

Tenemos el reto de asistir a los Juegos Olímpicos que tendrán lugar en París este mes de julio. En los mismos participarán varios atletas de renombre que han puesto el alto nuestra bandera, como la velocista Marileidy Paulino, la que de seguro traerá medalla.

Otra vital responsabilidad es cumplir como Dios manda como sede de los “Juegos Centroamericanos y del Caribe Santo Domingo 2026”, donde recibiremos más de 6,500 atletas de unas 35 disciplinas deportivas. Con la crisis en el COD ambos pueden peligrar, lo que es preocupante.

Hay que buscar soluciones urgentes, donde me tomo la libertad de hacer sugerencias. Lo primero es que reconozco las buenas intenciones del presidente del COD, Garibaldy Bautista y de la mayoría o totalidad de los miembros del COD elegidos en las elecciones pasadas, como también de aquellos que no resultaron vencedores. Entre ellos hay muchos dirigentes que merecen el mayor de los aplausos.

Es tiempo de trascender. Propongo que los renunciantes retiren sus renuncias y vuelvan a sus puestos, terminando el período, con el compromiso de todos, incluyendo de los que están, de trabajar en la mayor armonía posible, con temas específicos en favor del deporte, dejando a un lado las diferencias personales que podrían tener. Y si es necesario, que busquen mediadores para lograrlo y darle seguimiento. El bienestar de la patria y del deporte es la prioridad. No juguemos con eso.

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