México ha tenido el respeto y la admiración de los dominicanos. Hubo una época en la que su cultura musical parecía nuestra: sus cantantes Pedro Vargas, Pedro Infante, Jorge Negrete; cine con María Félix; compositores, Agustín Lara, Juan Gabriel y más. Teníamos sus películas y hasta una sala de cine, el “Teatro Independencia”, exactamente donde está hoy Telemicro, el cual ofrecía películas mexicanas y, con menor frecuencia, españolas.

México pasó a ser paso del narcotráfico al gran mercado de consumo de drogas que lo es la población estadounidense; esa condición de ser ruta ha creado una situación de violencia y delincuencia en ese fraterno país, centro editorial continental, en su momento, compartido con Argentina y Chile.

Este viernes pasado se lee en “The New York Times”, refiriéndose a México, un relato cuyo título lo dice todo: “El narcotráfico floreció en México con ayuda del Estado”, escrito por Amanda Tauh; se refiere a otra investigación periodística relativa a “Cuando la delincuencia financia al Estado”

El Estado mexicano presidido por Felipe Calderón acordó en octubre del 2007 (hace 16 años) con el presidente Bush de los EE.UU, la “Iniciativa o Acuerdo de Mérida”; se supuso que los estadounidenses aportarían 400 millones de dólares anuales, por varios años; de esta suma se destinarían US$50 millones para todos los países de Centro América y RD.

El “Acuerdo o Iniciativa de Mérida” no era un plan, si no una forma de disponer de una suma importante a ser utilizada por los mismos representantes diplomáticos (asesores militares y policiales) de las embajadas de EE.UU., en los países involucrados, México y Centroamérica. En México se aplicó como una “guerra militar” y no como una acción policial contra el crimen y el delito, y en todos esos países para mantener un control político represivo desde los cuerpos militares y policiales.

Es decir, no era un plan sobre seguridad ciudadana, por eso nunca resultó, ni para México ni para América Central, donde más bien aumentó el crimen organizado y las pandillas. No existió un plan que diferenciara las instituciones uniformadas para la prevención, siendo la prevención propia de la policía; en cambio, los militares son para preservar la soberanía del territorio y el Estado. El Poder Judicial para el ministerio público perseguir el crimen con apoyo policial, y los tribunales juzgar.

Más aún, diferenciar la violencia, en sus orígenes, características y quienes incurren en ellas, si los delincuentes o se genera entre ciudadanos; son “indicadores” que permiten elaborar programas específicos, los cuales sumados constituyen un plan.

Si hay un país con una tragedia sanitaria (de salud) en su población por la droga, es EE.UU. por demás es un enorme negocio. EE.UU. no puede cortar el mercado de las drogas porque para hacerlo tienen que legalizarla (lo hicieron con la marihuana) porque ni los consumidores ni el negocio lo resistirían. En México con el actual presidente López Obrador todo ha ido cambiando; en Centroamérica se ve un gran esfuerzo.

¿Qué ocurre en nuestro país ? Todo es “allantes y movimientos”, exactamente igual que la inflación, la cual no podrá bajar porque la economía decrece sensiblemente. El crimen y el delito sube como la inflación, porque no hay un plan gubernamental que garantice el ejercicio de los derechos ciudadanos.

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