Ciudad de Panamá. La violencia de bandas armadas o pandillas que siembran caos y muerte en países pobres y arrasados por desastres naturales, sistemas de Justicia desprestigiados y más autoritarismo como antídoto o como resultado de la corrupción es la estampa que deja este año Centroamérica y el Caribe, donde retroceden los derechos humanos.

Esta situación se presenta en medio de la “crisis social prolongada” que sufre América Latina y el Caribe, una región en la que no se ha logrado revertir el impacto de la pandemia en materia de pobreza y pobreza extrema, que se sitúan en un 32,1 % y un 13,1 %, respectivamente, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

La vida en Haití estuvo marcada por completo por la violencia en el último año, con el auge de las bandas armadas compitiendo por el control del territorio, principalmente en Puerto Príncipe, lo que provocó el éxodo de miles de personas que ya sufrían los estragos de desastres naturales.

Se han registrado miles de asesinatos y desapariciones en enfrentamientos armados entre la Policía y las bandas, que mantuvieron bloqueada durante meses la principal terminal petrolera, impidiendo la actividad de comercios, instituciones, hospitales, escuelas y hospitales en un momento en el que, además, el cólera ha vuelto a aparecer.

Guatemala vivió un año turbulento, con el encarcelamiento en julio del periodista José Zamora, un crítico del gobierno de Alejandro Giammattei, días después de publicar acusaciones de corrupción contra el mandatario, y la salida al exilio de más de 40 personas entre exfiscales anticorrupción, magistrados y periodistas. En Nicaragua, se mantuvo el acoso a la prensa y las autoridades prohibieron la entrada al país al delegado de la Agencia EFE en Managua, el nicaragüense Luis Felipe Palacios, cuando regresaba después de un viaje de trabajo en Panamá.

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