España estrangulada; Francia: riesgo muy fuerte; Italia crea un comisario especial para gestión del agua

Las sequías repentinas, que se intensifican en cuestión de semanas, se han hecho más frecuentes desde finales de la década de 1950 en el 74 % de las 33 regiones del planeta y se prevé que se aceleren en un mundo cada vez más cálido, advierte un estudio que publica Science.

Esas sequías, debido al cambio climático provocado por el ser humano, son cada vez más frecuentes, en especial, en el norte y este de Asia, el Sahara y Europa, y se prevé que esta tendencia se acelere en un futuro más cálido.

Es un fenómeno causado por la escasez de precipitaciones y la elevada evapotranspiración, que agota rápidamente el agua del suelo. Pueden convertirse en graves en pocas semanas y durar meses, dañando la vegetación y los ecosistemas y desencadenando olas de calor e incendios forestales.

Al ser cada vez más frecuentes es difícil preverlas y poder prepararse para intentar hacer frente a su impacto, según la Universidad de Southampton (Reino Unido), una de las que participa en el estudio.

“A medida que nos dirigimos hacia un futuro más cálido, las sequías repentinas se están convirtiendo en la nueva normalidad” de las sequías, señaló Justin Sheffield, de la Universidad de Southampton y uno de los firmantes.

Los modelos muestran que los escenarios con mayores emisiones conducirían a un mayor riesgo de sequías repentinas de aparición más rápida, “lo que plantea un gran reto para la adaptación climática”, agregó el investigador.

El estudio indica que, aunque varía según las regiones, en los últimos 64 años se ha producido un cambio global hacia sequías repentinas más frecuentes.

La transición a sequías repentinas es más notable en el este y norte de Asia, Europa, el Sáhara y la costa oeste de Sudamérica. En algunas zonas, como el este de Norteamérica, el sudeste asiático y el norte de Australia, se produjeron menos sequías repentinas y lentas, pero aumentó la velocidad de aparición del fenómeno.

En la Amazonia aumentaron las sequías lentas y en África Occidental creció la frecuencia y su carácter extremo, tanto de las sequías rápidas como de las lentas.

“La transición a más sequías repentinas está siendo impulsada por una combinación de déficit de precipitaciones junto con tasas amplificadas de pérdida de humedad del suelo”, explicó Peili Wu, del Servicio Meteorológico Británico en un comunicado.

Los investigadores analizaron cómo cambiarán las sequías en el futuro, para lo que compararon los resultados con escenarios moderados y muy elevados de gases de efecto invernadero.

En ambos casos, las proyecciones futuras muestran un aumento de la velocidad de desarrollo de la sequía en la mayoría de las regiones y un incremento del número de sequías repentinas frente a las de formación más lenta.

Los autores advierten de que la transición a las sequías repentinas puede tener “efectos irreversibles en los ecosistemas, ya que podrían no tener tiempo suficiente para adaptarse a una falta repentina de agua y a un calor extremo”.

Además, este tipo de sequías es difícil prever, ya que los métodos actuales utilizan escalas temporales más largas, por ello son necesarios nuevos enfoques para alertar con antelación de las sequías repentinas, así como una mejor comprensión de cómo se verán afectados los ecosistemas naturales y los seres humanos.

En España se recrudece

La sequía, un fenómeno bien conocido en España, se ha recrudecido este año: estrangula las reservas de agua potable, amenaza con causar pérdidas irreversibles en las cosechas, incrementa aún más el riesgo de los incendios forestales y puede contribuir a elevar las temperaturas con otro verano tórrido.

La información facilitada por la agencia española de meteorología (Aemet) certifica la escasez de lluvias tanto en el mes de marzo como en lo que llevamos de abril, pese al popular refrán español que señala “en abril, aguas mil”, y se muestra pesimista sobre la llegada de una cantidad importante de lluvia en las próximas semanas, pese a estar en primavera, una estación en la que las precipitaciones deberían ser habituales.

La precipitación acumulada desde el pasado 1 de octubre hasta la primera semana de abril arroja apenas 334 litros por metro cuadrado en toda España, un 19 % menos que el valor normal en dicho período, fijado en 411 litros.

Esta ausencia de lluvias resta humedad al suelo, reduce los caudales de los ríos y merma la reserva de agua que, a día de hoy, suma 28.665 hectómetros cúbicos, cifra muy alejada de la media del decenio, de 37.445 hm3, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica.

Estos mismos datos detallan que el agua disponible en los pantanos marca el porcentaje más bajo para esta semana desde 2011, sólo superado por 2022: por debajo del 50 % de agua almacenada se sitúan varias regiones, de norte a sur del país.

En el caso de Andalucía, al sur, las autoridades regionales ultiman un tercer decreto de sequía, que se pondrá en marcha en abril, mientras que en Cataluña (en el Mediterráneo) la situación es tan preocupante que incluso el presidente regional, el independentista Pere Aragonés, dejó de lado las exigencias políticas para reconocer que la sequía “es ya el primer problema de Cataluña” y plantea más desaladoras y potabilizadoras.

La reunión organizada el pasado 31 de marzo por el ejecutivo de Aragonés para tratar este problema finalizó sin avances, lo que motivó a diversas entidades sociales y ecológicas como la Plataforma en defensa del Ebro, el Movimiento por el agua pública y democrática en el área metropolitana de Barcelona o Ecologistas en Acción, a convocar su propia “cumbre social” para el próximo 6 de mayo tras el “fracaso” de una “clase política que no ha demostrado estar a la altura de la grave situación de sequía meteorológica y escasez hídrica”.

A nivel nacional, las organizaciones agrarias Asaja y COAG y las cooperativas advierten de enormes pérdidas en las cosechas de cereales, forrajes y pastos, así como reducciones de siembra de girasol o arroz, ya que si en las próximas dos semanas no llueve o se suavizan las temperaturas se perderán “miles y miles de hectáreas de cosechas”.

De hecho, la sequía “asfixia ya al 60 % del campo español y produce pérdidas irreversibles en más de 3,5 millones de hectáreas de secano”, con problemas “muy serios” hasta el punto de que las explotaciones andaluzas “no saben si van a poder segar”, según los agricultores.

Por todo ello, el Gobierno de Pedro Sánchez, las regiones y los representantes agrarios se reunirán en la Mesa Nacional de la Sequía el próximo miércoles 19.

Una sequía que podría empeorar el problema de los incendios forestales en este año, que empezó ya “muy mal” con casi 52,000 hectáreas quemadas entre enero y abril, según portavoces de Aemet, que destacaron que en los últimos 16 años no había habido tantos fuegos a esta altura del año en España. “Y, de momento, no se ve claro un cambio de tendencia en las lluvias que pueda mejorar la situación”, alertaron.

Francia en alerta

Francia afronta un “riesgo muy fuerte” de sequía durante el próximo verano, alerta el Servicio Geológico Nacional (BRGM), que recalca que el 75 % de las capas freáticas del país están a un nivel “bajo o muy bajo”. En un análisis de la situación de cara al verano, el organismo advierte de que los niveles de agua seguirán bajos “hasta el otoño”, según las previsiones, y que la situación se puede degradar “rápidamente” en las capas más explotadas. El Servicio Geológico Francés añade que el período de recarga de las capas freáticas durante el final del invierno y el comienzo de la primavera ha sido débil debido a las bajas precipitaciones, la escasez de nevadas y la sequedad de los suelos, que impedía que el agua recogida llegara a las aguas subterráneas.

Italia bajo asedio nuevamente

El Gobierno italiano aprobó la figura de un comisario especial para gestionar los recursos hídricos y medidas de ahorro ante el temor a que se registre una intensa sequía el próximo verano, después de vivir una de las más graves el pasado año.

El Consejo de Ministros acordó en una reunión nombrar a ese comisario, en funciones hasta final de año, y un mando de control para supervisar la construcción de infraestructuras hidráulicas y la gestión de los embalses, indicaron en un comunicado del vicepresidente Matteo Salvini.

Así, Italia reunirá bajo un único mando todas las inversiones financiadas con fondos europeos y nacionales destinadas al ahorro de agua, como la construcción de plantas desalinizadoras o de reutilización de aguas residuales depuradas.

También se definirá un plan hídrico, acelerará las obras indispensables para hacer frente a la sequía y lanzará una campaña de sensibilización

El verano pasado Italia sufrió la peor sequía en setenta años y vio cómo su principal río, el Po, que atraviesa el norte desde los Alpes al Adriático, se secó, causando a lo largo de su caudal limitaciones hidrológicas en ciudades y campos de cultivo.

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