Científicos descubrieron que el virus transmitido por el mosquito Aedes Aegypti mutó y causa más daños a las células progenitoras del tejido cerebral

San José, Costa Rica.- Pese a que en los reportes epidemiológicos de los últimos dos años no se registra ningún caso de zika en territorio dominicano, la amenaza del virus causante de los síndromes de microcefalia y Guillian Barré continúa latente.

La directora del Centro de Investigaciones Clínicas Corporación Gihema de Costa Rica, Gisela Herrera, explicó a elCaribe que la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes Aegypti tiene un comportamiento bifásico y evoluciona en curvas, al igual que el dengue y la chikungunya, en función de las condiciones climáticas que favorezcan la reproducción del vector, como son las lluvias.

“Las arbovirosis, son enfermedades que llegaron para quedarse, y eso va a ser una cosa de toda la vida, hasta que desarrollemos un control biológico en que los mosquitos ya no puedan infectar, o una vacuna que logre erradicarla. Mientras tanto, tenemos todos los países que luchar con los criaderos, con los mosquitos adultos, con los enfermos”, explicó la cirujana y especialista en infectología, después de dictar la conferencia “Descifrando el código: desarrollando una vacuna contra el Zika”, en el marco del Taller Regional de Periodismo Científico: “Informando sobre riesgo y prevención de una epidemia”, en el evento celebrado en Costa Rica y organizado por Enquire First y la Embajada de Estados Unidos en esa nación centroamericana, en el que participaron periodistas de doce países, incluido la República Dominicana.

En su exposición, Herrera destacó que recientes investigaciones publicadas a finales del año pasado en la revista Science dan cuenta que el virus mutó y logró desarrollar cambios en su genoma, obteniendo mayor capacidad para traspasar la placenta y alcanzar las células del sistema nervioso central del feto y provocar, además de microcefalia, otros daños neurológicos.

Insistió en que muchos niños, cuyas madres padecieron zika durante el embarazo, y nacieron con las medidas de la circunferencia craneal normales y aparentemente no tienen daños en su morfología, pudieran tener el virus alojado en el cerebro y desarrollar un síndrome congénito posterior.

“Hay evidencia científica de que niños de apariencia normal al nacer pueden seguir desarrollando patologías en el sistema nervioso central y defectos posteriores”, dijo.

Existen cinco defectos congénitos asociados al zika que no se habían reportado previamente, como microcefalia severa, que resulta en el colapso parcial del cráneo; disminución del tejido cerebral con daño cerebral, daño de la porción posterior del ojo con un patrón específico de cicatrices y aumento del pigmento (ciegos, o visión reducida); limitación en el rango de movilidad de las articulaciones, conocida como pie zambo y tono muscular muy restringido al nacimiento que impide el movimiento del bebé.

Formas de transmisión

El zika se transmite a través de la picadura del mosquito infectado con el virus de una mujer embarazada a su feto, por transfusiones sanguíneas y a través de relaciones sexuales sin protección con un hombre infectado, el cual es capaz de alojar el virus durante dos meses en su semen.

Al ser una enfermedad leve, no incapacitante y en muchos casos asintomática, la doctora Herrera explicó que existen problemas para su diagnóstico, el cual debe hacerse en un período bastante corto mediante la prueba PCR, o reacción en cadena de polimerasa. “Ese es el gran problema que tenemos para darle seguimiento a la mujer embarazada”, advierte la especialista, quien recomienda que los servicios de Salud realicen la prueba PCR tres veces durante el embarazo, después del nacimiento y posterior al nacimiento, especialmente a aquellas que viven en zonas vulnerables.

La esperanza puesta en una vacuna

La esperanza de la comunidad científica está puesta en una vacuna desarrollada por el Instituto Nacional de Salud y el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos (NIH/NIAD) la cual se encuentra en la fase de prueba II-B en Costa Rica, Brasil, Panamá, Brasil, Puerto Rico, Colombia, México, Ecuador y Estados Unidos para medir su seguridad y eficacia.

Unas 2,600 personas (120 por cada país) participan en el ensayo clínico de la vacuna VCR705 por un periodo de 96 semanas que permitirá estudiar la historia natural de la enfermedad, conocer el periodo de incubación, cuántas personas desarrollan síntomas después de adquirir la infección, cómo evoluciona la enfermedad y cuánto protege la vacuna después de la exposición natural al virus.

La doctora Gisela Herrera, quien lidera la investigación en Costa Rica, explicó que se trata de una vacuna desarrollada a partir de ingeniería genética, por lo que será fácil producirla a gran escala y será accesible para los países tropicales y subtropicales, probablemente en los próximos tres años.

“Ya se superó la fase uno y ahora estamos en la fase II -B, donde se estudia eficacia y seguridad de la vacuna. Cuando esta fase termina y se analizan los datos se pasa a la fase tres, que consiste en aplicarla a un mayor número de personas, donde se vuelve a aplicar ya no a cientos sino a miles para medir eficacia y seguridad nuevamente. Y luego la fase cuatro donde recibe una licencia de comercialización y la vacuna se puede vender y distribuir a todo el mundo”, dijo.

La doctora Gisela Herrera en su exposición.

El mosquito aumentó su capacidad de adaptación

La científica también explicó que fruto de la mutación, el mosquito Aedes Aegypti ha mejorado su capacidad de adaptación y puede vivir hasta 2,300 metros sobre el nivel del mar y viajar a una distancia de hasta mil metros. También ha hecho cambios en su organismo, especialmente en la hembra, la cual zumba menos para ser prácticamente imperceptible al oído humano. Ahora no solo pica de noche o en penumbra, sino que también puede picar de día, especialmente en tobillos y pies.

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