Cientos de personas de diferentes partes del país comenzaron desde ayer su peregrinaje al Santo Cerro a rendirle culto a la Virgen de las Mercedes.
Devotos de la virgen se trasladaron desde provincias como Santiago, Santo Domingo, Moca, Dajabón y otros puntos del país a cumplir promesas por favores recibidos, o simplemente por tradición. A esto se suma las decenas de vendedores y pedigüeños que se sitúan en la vía hacia el santuario del Santo Cerro, unos en busca del sustento de sus familias, y otros de dádivas de los visitantes.
Sor Raquel Gómez, superiora de las Hermanas Caridad de las Mercedarias, dijo que la iglesia se ha preparado para recibir con alegría a todos esos dominicanos que van “con esa devoción tan fuerte a la virgen de la Misericordia, la virgen de la Liberación, la que rompe las cadenas, y más ahora en este tiempo que el pueblo está necesitando tanto del aliento y de la fuerza para seguir adelante, con todas las cosas que socialmente están pasando”.
En celebración
Sor Gómez informó que durante todo el día tendrán celebraciones eucarísticas una tras otra, comenzando a las cinco de la mañana, hasta las cinco de la tarde, y que la misa oficial del día es a las nueve de la mañana, encabezada por el obispo de La Vega, monseñor Antonio Camilo González.
“A ella se presentan autoridades políticas, pero lo más importante y valioso no son las autoridades que vengan, sino el pueblo sencillo y trabajador que con su presencia cada año honran a la virgen”, expresó Gómez.
A las cuatro de la tarde será la procesión de la virgen, que sale del santuario, recorre la calle principal del Santo Cerro, bordea el monumento al padre Fantino, sube por el policlínico y regresa a la iglesia. Muchos feligreses aprovechan el día anterior para rendir culto la virgen y evitar el tumulto que se produce el día de Las Mercedes.
Vendedores aprovechan esta fiesta religiosa
En la vía que lleva al Santo Cerro se han instalado decenas de casetas y tarantines, donde se expenden artículos religiosos, como imágenes de la virgen, rosarios, crucifijos, velones y flores. También se venden productos alimenticios y los tradicionales hojaldras y roquetes; incluso bebidas alcohólicas se encuentran a escasos metros del santuario.
