H ay una especie de concurso entre los dominicanos para ver cuál definición le cae mejor al primer ministro de San Vicente y Las Granadinas, Ralph Gonsalves. Compiten la de “buen fresco”, “metiche”, “cizañazo”, “necio”, “grosero”, “usurpador”, “intervencionista”, “simulador” y “buen atrevido”.
No se cual gane, pero el boche que le dio el Excelentísimo Presidente de la República Dominicana, Danilo Medina Sánchez, retumba en todo el continente, desde Alaska hasta la Patagonia.
Ante la insistencia desconsiderada de este bárbaro primer ministro, que insiste en querer enfrentar a Haití con Dominicana a propósito de la Sentencia 168-13 de nuestro Tribunal Constitucional relativa a la dominicanidad, Medina con el respeto y la prudencia que le garantiza puso a este sujeto en su lugar.
“Yo no creo que el señor Gonsalves haya hecho por Haití lo que ha hecho la República Dominicana. Por tanto no aceptamos la acusación de discriminación que se nos quiere endilgar en este foro (…) Yo creo que el señor Gonsalves ha llegado muy lejos. Yo le quiero pedir señor Ralph que gobierne en San Vicente y las Granadinas, y a la República Dominicana le permita que gobernemos nosotros.
Nosotros no aceptamos de ninguna manera que usted quiera imponerse a la soberanía de un Estado democrático que tiene instituciones que respetar”. Y continuó diciendo: “La nueva Constitución de la República Dominicana establece en su artículo 184 que las decisiones que emanan del Tribunal Constitucional, son definitivas, irrevocables y vinculantes a todos los poderes del Estado.
Nosotros vivimos en un régimen de derechos. Si el presidente de la República no aplica la sentencia del Tribunal Constitucional se expone, incluso, a un juicio político en el Congreso de la República por violación a la Constitución.
De todas maneras nosotros estamos trabajando con el gobierno de Haití en buscar una salida a los casos en que tengamos que atender. No es cierto que en la República Dominicana se le ha quitado la nacionalidad a nadie.
Yo no le puedo quitar lo que no tenían algunas personas.(…) Este proceso migratorio, soberanamente la República Dominicana lo va a celebrar y no aceptamos imposiciones de nadie. No importa que el país sea chiquito o sea grande”. ¿Cómo te quedó el ojo forastero? l
