La confianza, base de la democracia

La confianza es expresión de esperanzas, de anulación de incertidumbres sobre la conducta ajena, que hace suponer el comportamiento de…

La confianza es expresión de esperanzas, de anulación de incertidumbres sobre la conducta ajena, que hace suponer el comportamiento de otros, con cierto grado de predictibilidad en sus acciones. La pérdida de ésta supone un agotamiento emocional cuando lo prometido se distancia de la realidad. La enciclopedia, al margen de otras acepciones, así trata el término confianza: “En sociología y psicología social, la confianza es la opinión favorable de que una persona o grupo será capaz y deseará actuar de manera adecuada, en una determinada situación y pensamientos. La confianza se verá más o menos reforzada en función de las acciones, los actos previos y las posibles pruebas halladas”.

Nuestra vida diaria gira alrededor de ella, sin tener plena conciencia de las acciones de confiar que realizamos permanentemente: el taxi que tomamos presupone la respuesta apropiada a nuestro requerimiento; cualquier alimento que decidamos ingerir, implica la seguridad de que es apto para su consumo, independientemente de quien lo prepara y qué utiliza para su elaboración; al abordar un vuelo nos ponemos en manos de un sistema de transporte en el que confiamos que nos llevará seguros. Basten estos ejemplos para ilustrar la importancia de esa certeza de resultados ante asuntos presupuestos. Es una poderosa energía que hace posible el amor, dando certeza a la mutua entrega. Las relaciones comerciales están fundamentadas en la confianza, más aun los pactos no escritos, de sanciones no pecuniarias.

La cultura criolla, crisol de todas las corrientes que han venido a recalar a esta emotividad de exuberancia tropical caribeña, está condicionada por las experiencias vividas en más de 520 años de vida pos taína. La desconfianza entre los dominicanos es endémica, y quizás, responsable de muchos de los obstáculos que hacen difícil nuestro desarrollo sostenible. La confianza da energías, seguridad, optimismo, bienestar, alegrías. Su ausencia o escasez ocasiona recelo, temor, malestar, insatisfacción, dudas, paraliza, ocasiona sufrimientos e inseguridad.

La tambaleante democracia dominicana precisa de la construcción de esa confianza en las instituciones y en el liderazgo, para no erosionar el desenvolvimiento fluido de las relaciones gobierno-ciudadanos. La base de cualquiera de los  pactos de la Estrategia Nacional de Desarrollo es una confianza que se supone, pero que realmente debe ser cimentada.

El cualquierismo en la dirección de toda institución estatal es el peor atentado contra la confianza ciudadana y corresponde al Gobierno delinear esa base de confianza que haga suponer un comportamiento de autoridades en regenerar la calidad de vida del ciudadano.

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