Consumidor parásito

En biología, se conoce como parásito aquel organismo que vive a expensas de otro, muchas veces hasta provocándole un daño. Es el caso de los virus y las sanguijuelas, e incluso de algunas almejas y tiburones. En economía, se utiliza el término&#8230

En biología, se conoce como parásito aquel organismo que vive a expensas de otro, muchas veces hasta provocándole un daño. Es el caso de los virus y las sanguijuelas, e incluso de algunas almejas y tiburones. En economía, se utiliza el término para referirse a un tipo de consumidor: aquél que consume, pero no produce absolutamente nada.

Hubo una época en la que la existencia de estos “gorrones” o “pasajeros sin ticket” (como también se les solía llamar), era muy mal vista, y el Estado encontraba una forma de castigarlos.

Hace cuatrocientos años, por ejemplo, el sistema de faros era privado y un grupo de navieras pagaba para que hubiese iluminación en los puertos. No les importaba que barcos más pequeños se beneficiaran de su luz sin pagar un centavo. Tanto necesitaban la luz, que pagaban a pesar de beneficiar a “parásitos”.

Como esto no parecía justo a la opinión pública (porque es feo que otros disfruten sin pagar) se decidió que el Estado asumiera el control de los faros, y se convirtieron en “bien público”. Absolutamente todos los barcos debieron pagar una tarifa, para garantizar la existencia de la iluminación en los puertos.
El escenario de hoy es distinto. En demasiados casos, el Estado premia a los parásitos, en vez de castigarlos.

Como cuando se construyen carreteras en zonas recónditas, con los impuestos pagados por los que no van a transitar por ahí. O se le quita dinero al que trabaja, para mantener al que no hace nada, a través de “ayudas solidarias”. O cuando un grupo de personas pagan el servicio eléctrico de los que consumen “enganchados”. O cuando se le dice a los pobres en extrema miseria: “tengan hijos. No importa que no puedan. El Estado (con el dinero de otros) les dará educación, desayuno y almuerzo”.

Situaciones parecidas se dan con cada vez más frecuencia en cada vez más países. Los parásitos han dejado de “indignar” y ya no es “políticamente correcto” denunciarlos. La demagogia los descubrió y se dio cuenta de cuán necesarios eran. ¡Porque votan!

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