El crimen y el orden

La gente se pregunta: ¿Cómo es que los organismos investigativos hacen tantos hallazgos sólo después que los criminales han cometido toda clase de fechorías? Cómo de repente presentan el historial de un  criminal, como es el caso de Juan Félix&#82

La gente se pregunta: ¿Cómo es que los organismos investigativos hacen tantos hallazgos sólo después que los criminales han cometido toda clase de fechorías? Cómo de repente presentan el historial de un  criminal, como es el caso de Juan Félix Cordero Febles (Copelín), con la enumeración de sus acciones, más de cincuenta asesinatos, así no más, tantos años de operaciones  y no se le capturó y procesó oportunamente como uno de los más grandes sicarios. Son las cosas que las personas sencillas, que no saben nada de investigación, se preguntan, porque si se tiene toda esa data, por qué no desplegar una tarea intensa, en un territorio limitado para detener a una bestia de esa dimensión. Sólo cuando sus propios consortes los han asesinado, entonces brota toda la información que conocían tan bien las autoridades.

Imaginamos que como Copelín andan por ahí otros criminales. ¿Cuántos? Quizás lo sepa la Policía, pero preocupa que no sean perseguidos con resolución y sin pausa. Por esa vía podría atenuar en algo la pavorosa inseguridad que tanto inquieta. Lo mismo que los hombres de uniforme que viajan en el tren de la muerte. Ya es regla que detrás de una banda capturada cae también uno de los llamados a preservar la seguridad pública. Ahí está el último escándalo que envuelve a un teniente coronel del más alto nivel, como otros que han pasado por la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD).

Pero lo peor de todo: se reconfirma, para que nos llenemos de miedo, lo que han dicho las autoridades acerca de la presencia del crimen internacional en la República Dominicana. Es una realidad viva, operante, que indica por dónde andamos. Es el mayor reto de los aparatos represivos del Estado. Más que en las redadas barriales, la inteligencia y la capacidad de los cuerpos investigativos tienen que concentrarse en combatir ese poder trasnacional instalado aquí. Con el agravante de que siempre opera con cierto soporte en los enclaves de poder.

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