Cuartel de El Limón en estado deplorable

Villa González. Una pequeña casa construida con madera de palma y cobijada de zinc sirve como cuartel policial en el distrito municipal de El Limón de este municipio perteneciente a la provincia de Santiago.

Villa González. Una pequeña casa construida con madera de palma y cobijada de zinc sirve como cuartel policial en el distrito municipal de El Limón de este municipio perteneciente a la provincia de Santiago.El espacio que por 23 años ha servido para albergar a un sargento y tres policías fue adquirido por las autoridades del distrito municipal, pero sin ser sometido a un proceso de reparación o reconstrucción. Una tabla de madera y un palo con una esposa sirve para colocar a las personas que llevan detenidas.

Sin embargo, la fragilidad de la madera ha permitido que algunos detenidos destruyan hasta parte de las persianas. Las condiciones de precariedad y abandono son tales que hasta la Bandera Nacional está destruida. Aunque cuenta con camas y dos habitaciones, una para el sargento mayor y otra para los rasos, las condiciones de estrechez hacen que convivan prácticamente hacinados.

En la parte trasera del puesto policial construyen dos pequeños cuartos de block para llevar a los presos, pero están destruidos y el hedor molesta a las familias que viven en el entorno. Eladia Álvarez Toribio, cuya vivienda está ubicada apenas a cinco metros del cuartel, espera que lo antes posible el local sea intervenido.

“Hace poco que un preso le entró a patadas y destruyó varias de las tablas”, apuntó Álvarez Toribio al ser entrevistada por reporteros de elCaribe. En condiciones similares de deterioro se encuentra el cuartel policial de La Cumbre en la carretera turística Gregorio Luperón. El espacio en cualquier momento podría colapsar si no es intervenido, debido a que fue levantado en zona una de alto riesgo.

En tanto, tras varios trabajos publicados en el periódico elCaribe, las autoridades policiales decidieron intervenir el cuartel policial del sector El Ejido en Santiago, donde los agentes del orden debían convivir en un lugar donde un catre destartalado y un palo en el centro servían para sostener una lona para impedir que se mojaran en los días de lluvia. Los vecinos también se habían quejado de la situación. 

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