Damnificados por incendio claman por ayuda del Gobierno

Once familias de La Ciénaga quedaron sin hogar y sin pertenencias, luego de que un incendio, el pasado domingo, provocado por una vela encendida devoró sus casas y sus ajuares.

Once familias de La Ciénaga quedaron sin hogar y sin pertenencias, luego de que un incendio, el pasado domingo, provocado por una vela encendida devoró sus casas y sus ajuares.Gritos de desesperación despertaron a varias familias que sumergidas en confusión y angustia salieron corriendo de sus casas pasadas las tres de la madrugada del pasado domingo, en el empobrecido sector La Ciénaga.

Escombros y cenizas es lo único que quedó de las empobrecidas viviendas y solo los recuerdos de las pocas pertenencias que poseían las once familias que vivían en extrema pobreza, pero que ahora no tienen un techo que las aloje.

Los vecinos se convirtieron en los superhéroes que ayudaron a las familias a salir de entre las llamas, algunos por las ventanas, otros rompieron las puertas para salir.

Antonio Gustavo Reyes de León, de 36 años, no corrió con la misma suerte. Llegó a su casa alrededor de las dos de la madrugada, encendió una vela y se quedó dormido, hecho que provocó el incendio y murió calcinado.  Por la ayuda de los vecinos y familiares, los damnificados pudieron contar con un techo donde quedarse, aunque la preocupación que les invadió no les permitió dormir, según explicaron, los niños amanecieron tirados en el piso, porque donde les dieron cobijo no tenían espacio para más personas.

“Ahora no tengo donde dormir”, explicó entre lágrimas Mabel de la Cruz, madre de cuatro hijos.

“Cuando me di cuenta, ya el fuego estaba en mi casa, no me dio tiempo a sacar nada, el fuego consumió todo, solo saqué a mis hijos”, agregó. Dijo que “el vecino que murió era una buena persona con todos los vecinos, solo que cometió un error, como podría pasar con cualquiera de nosotros”.

Los afectados, quienes hasta ayer aún no recibieron ayuda, pidieron al Gobierno que no se olvide de ellos y les ayude a reconstruir sus casas, ya que no cuentan con recursos para levantarlas nuevamente. Otros se quejaron de que los “amigos de lo ajeno” aprovecharon el momento en que las familias salían despavoridas de sus hogares, para invadirlas y robar todo lo que pudieron, como televisores y radios, entre otras pertenencias de las viviendas que no fueron consumidas por completo por las llamas.

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