Educación primaria en Chile

Recientemente, estuvimos completando un itinerario de visitas por escuelas primarias en Chile que permitió una mirada más cercana e integral al sistema de educación rural, tema de nuestro interés dado que aproximadamente el 25% de las escuelas…

Recientemente, estuvimos completando un itinerario de visitas por escuelas primarias en Chile que permitió una mirada más cercana e integral al sistema de educación rural, tema de nuestro interés dado que aproximadamente el 25% de las escuelas primarias en República Dominicana son escuelas rurales de Modalidad Multigrado.

La sociedad chilena se reinventó a principios de los 90, e inició una estrategia progresiva de reforma de la educación (de 1.8% pasó a 6% de inversión de su PIB en educación) que implicó completar cobertura, apostar por la inclusión, organizar las escuelas rurales por microcentros, -espacios profesionales para los maestros de un mismo territorio, donde comparten experiencias y reflexionan sobre su práctica con la asesoría técnica del Ministerio de Educación-, bono para profesores rurales, facilidades de vivienda dentro de la comunidad, etc. Asimismo, han ido perfeccionando un sistema de evaluación, que califica el desempeño docente por año en insatisfecho, básico, competente y destacado que, a su vez, a partir de esa calificación, faculta al docente para permanecer en el sistema, permanecer con condiciones o simplemente salir del sistema. Nos decía un técnico del Ministerio, “… hay que garantizar docentes con un capital profesional y cultural idóneo para conducir un proceso educativo de calidad”.

Las escuelas rurales visitadas, algunas muy apartadas de Santiago-cordillera adentro- , exhiben muy buenas condiciones de infraestructuras y servicios (conectividad en todas y recursos tecnológicos por aula a disposición de docentes y niños), permanente atención de psicólogos, fonoaudiólogos y otros especialistas en escuelas grandes, e itinerante en escuelas más pequeñas; asimismo, niños con necesidades especiales integrados a las aulas, docentes desafiando la heterogeneidad de la población (llegan inmigrantes de los países vecinos y niños chilenos pero que hablan una lengua indígena), padres muy integrados al trabajo escolar y otras tantas manifestaciones de trabajo educativo comprometido y colaborativo. Trabajo que refleja políticas estatales y municipales de calidad y equidad, políticas de educación rural diferenciada y compromiso de todos los actores del sistema (desde el conserje hasta el director).

La experiencia in situ, nos dejó buena impresión y sobre todo, mucha esperanza. Regresamos con la firme convicción de que, pese a los desafíos y temas pendientes que tiene Latinoamérica, cuando se construye una agenda social consensuada y consciente, ésta se puede superponer a la agenda política de turno. 

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