El embajador James Brewster

El nuevo embajador estadounidense en República Dominicana, James “Wally” Brewster, arribó hace dos días al país acompañado de su esposo, Bob Satawake.

El nuevo embajador estadounidense en República Dominicana, James “Wally” Brewster, arribó hace dos días al país acompañado de su esposo, Bob Satawake.El nombramiento del diplomático ha sido controversial para algunos sectores locales, especialmente los religiosos, por su condición de activista a favor de los derechos homosexuales y su posterior matrimonio con su pareja del mismo sexo, al extremo de que grupos de evangélicos llegaron a convocar un “martes negro” en repudio a la designación de Brewster.

No es secreto para nadie que muchos otros diplomáticos enviados al país han hecho cosas más cuestionables desde la perspectiva moral que el embajador Brewster, con la diferencia de que no han sido transparentes en sus acciones.

Si a Brewster se le critica porque, distinto a otros, es abierto en defender sus creencias, costumbres y comportamiento, estamos perpetuando un patrón de hipocresía en el que evidentemente el problema no es si algunas cosas “se hacen o no se hacen”, sino, si “se dicen o no se dicen”.

Lo que este o cualquier otro representante de un Gobierno extranjero en República Dominicana decida hacer con su vida sexual, mientras no afecte a terceros y no deteriore su trabajo,  no debe ser problema de personas que sólo deben juzgarlo por la eficiencia en la labor que le fue asignada.

Más cuestionable es inmiscuirse en la vida íntima de una persona y su pareja cuyas manifestaciones no han escapado en momento alguno de un ámbito privado que se debe respetar.

Al margen de las opiniones generalizadas que puedan existir en nuestro país sobre la homosexualidad o el matrimonio entre personas de un mismo sexo, Brewster no fue enviado para pontificar o dar ejemplos, sino para ser embajador, posición que por sus funciones no tiene ningún tipo de vínculo con las preferencias personales de quien la ocupa.

Por el momento, lo único que debe ser evaluado de Brewster, ya que aún no ha iniciado su trabajo, es su trayectoria y preparación, como por ejemplo, que estudió Administración de Empresas con especialidad en Mercadeo, que ha sido un conocido promotor de los derechos humanos por más de tres décadas y entre otras cosas que fue vicepresidente Nacional del Círculo de Liderazgo de Obama, socio presidencial y miembro del Comité Nacional de Finanzas. Además, que en lo relativo a las relaciones binacionales tiene interés en la promoción de nuevas oportunidades económicas para el país y estrechar los lazos con equidad.

Todo lo demás es innecesario, injusto y  sin dudas una atrevida intromisión.

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