La familia: educadora en valores humanos y cristianos (1)

Con el título de este artículo presentaron los esposos Víctor y Sarah Ramírez un bello testimonio de vida familiar cristiana…

Con el título de este artículo presentaron los esposos Víctor y Sarah Ramírez un bello testimonio de vida familiar cristiana al final de la celebración de la Misa dominical, hace unas dos semanas, en la iglesia Nuestra Señora de la Esperanza del barrio de Villa María, Santiago de los Caballeros, y lo presentamos a continuación a los lectores entendiendo que su lectura puede ser muy instructiva para ellos al hacerles ver cómo es posible modelar la familia con valores cristianos auténticos, produciendo efectos morales altamente positivos de amor, paz, compresión, unión y servicio, dentro y fuera de ella. Los esposos Ramírez se turnaron en la exposición de manera sucesiva, tal como se muestra a continuación:

VÍCTOR: Buenos días, nosotros somos Víctor y Sarah Ramírez, al igual que todos ustedes procuramos hacer un mundo mejor. Venimos aquí por invitación que se nos hizo. De entrada les damos las gracias por recibirnos y escucharnos, y a la misma vez les decimos que uno de ustedes perfectamente pudiera estar aquí en lugar de nosotros, pues seguramente tienen más vivencias en las lides de educar a los hijos en valores humanos y cristianos; les informamos que no somos orientadores, psicólogos, ni expertos en dar charlas, es por eso que les leemos nuestro testimonio. Así que humildemente les pedimos que nos escuchen.

SARAH: Nosotros nos conocimos estudiando Contabilidad en la Universidad en el 1988, de este encuentro fortuito nació nuestra relación de novios, durando casi 4 años de noviazgo, hasta que nos casamos en 1992. Previo a casarnos, cuando madurábamos la idea de convertirnos en esposos, decidimos prepararnos para esa nueva vida; sabíamos que asumiendo ese sacramento conveníamos un compromiso serio y para toda la vida con nuestra pareja, con la sociedad y ante Dios, por eso, y además cumpliendo un requisito de nuestra iglesia, hicimos el FDS de Encuentro Católico para Novios, y luego el cursillo prematrimonial. En estos dos cursos recibimos las herramientas para vivir nuestro matrimonio sacramentado sustentado en valores tales como: la comunicación, el respeto, la unidad familiar, la fidelidad, la vida en comunidad y el valor de tener a Dios como centro de nuestras vidas.

Sobre el valor de la comunicación aprendimos la práctica del diálogo abierto y sincero.

Del valor del respeto aprendimos la importancia del respeto mutuo, respeto a los demás, respeto a la vida y a la creación de Dios. Asimilar el valor de la familia unida fue muy trascendente para nosotros, pues venimos de familias no perfectas: Víctor tuvo padres divorciados y en mi familia por un tiempo nuestros padres viajaron a New York, separándose temporalmente de sus hijos. Estos precedentes nos hicieron comprender que no habíamos vivido en los mejores modelos de familia, pues en ambos, nuestros padres se afectaron ellos y a sus hijos, por lo que asumimos nuestro propósito de no repetir esas experiencias, por lo que ha sido una decisión nuestra hacer una vida en unidad familiar lo cual se ha manifestado durante nuestros casi 20 años de matrimonio y esperamos y contamos con la gracia de Dios para poder cumplir muchos años más, hasta que la muerte nos separe de esta vida terrena.

Del valor de la fidelidad aprendimos que como pareja uno era para el otro y para nadie más, pero también que no sólo se es infiel teniendo parejas paralelas, sino cuando se da prioridad a otros intereses más que a la pareja y que a la familia, por ejemplo, si es más importante el trabajo o el negocio que disponer de tiempo para compartir con la pareja o con los hijos o cuando la persona se casa con una botella de ron o de cerveza o cuando se dispone del dinero para cubrir vicios de drogas o hasta para juegos de azar. Comprendimos que toda distracción que afecta la estabilidad de la familia la convierte en un enemigo de ésta.

Para vivir estos valores nos integramos de forma activa en el Encuentro Católico para Novios, compartiendo nuestras vidas con parejas que tienen iguales intereses que nosotros, junto a ellos hemos vivido nuestras diversas etapas de vida: el matrimonio, el nacimiento de los hijos, su crecimiento, su formación, hasta irse convirtiendo en jóvenes. En comunidad hemos vivido nuestros éxitos y también los momentos difíciles.

VÍCTOR: Estos valores que nosotros hemos aprovechado lo tienen disponibles todas las personas, todas las parejas; muchos de ellos, además, los hemos recibido de nuestras familias, en la escuela, en el ejemplo de vecinos o amigos, en las enseñanzas de nuestra iglesia; sin embargo, hoy día, la sociedad global y en particular la sociedad dominicana nos ofrece una vida sustentada en antivalores, los cuales propician: La vida consumista, con su afán insaciable de acumular bienes materiales a toda costa y un liberalismo que propicia la inmoralidad, la promiscuidad, los vicios, la falta de civismo, la corrupción, la delincuencia e inseguridad y una cantidad de elementos nocivos que afectan a la persona como ente individual, a la propia institución de la familia y a la vida cristiana.

Para enfrentar todas estas dificultades, este bombardeo incesante y desmedido en contra de los valores humanos y cristianos la mejor defensa que disponemos es precisamente la institución de la familia sustentada en el amor y en la fe.
¿Cómo Sarah y yo educamos en los valores humanos y cristianos?

• Educamos cuando hacemos presente el valor de la comunicación, dialogando de forma abierta y sincera entre nosotros como pareja, y con nuestros hijos; por ejemplo, hemos tenido momentos donde existe la necesidad de tratar algún tema y lo hacemos con la participación activa de todos, padres e hijos juntos. En nuestro hogar no existe la dictadura de uno solo, cuando hay que tomar una decisión fuerte la tomamos como pareja.

• Educamos cuando damos el ejemplo de respeto a la otra persona y a las normas de convivencia de nuestra sociedad; nuestros hijos lo han visto en la manifestación de aceptación y tolerancia a cada miembro de la familia, hacia los demás y en el respeto que tenemos a las normas morales y a las disposiciones de la ley.

• Educamos cuando hacemos presente el valor de la fidelidad a la familia, esta se vive cuando todos somos leales a la familia, asumiendo nuestros respectivos roles de padres e hijos, nuestras responsabilidades de trabajar, de estudiar, de ahorrar y preservar los recursos que tenemos, los cuales adquirimos con mucho sacrificio y con la bendición de Dios. También cuando mantenemos en alto el honor de nuestra familia, siendo motivo de orgullo para ella y nunca motivo de vergüenza.

• Educamos cuando hacemos presente el respeto a la vida. En nuestro caso el respeto a la vida ha sido un estandarte, pues como familia cristiana siempre estuvimos abiertos a recibir a cada uno de nuestros hijos, los cuales, aún con las limitaciones que hemos tenido, para nosotros son una bendición y son nuestro orgullo, por lo cual diariamente los encomendamos a la protección de Dios.

• Educamos cuando hacemos presente el valor del amor, el amor lo tenemos constantemente en nuestra vida desde nuestro noviazgo y al convertirnos en pareja sacramentada, por eso diariamente nos reafirmamos en nuestro amor cuando decimos sí a nuestra pareja, cuando somos dadores de vida uno al otro, y aunque pasemos por momentos de desilusión siempre procuramos un acercamiento de amor, de comprensión, de perdón, para restablecer nuestra relación y hacer jubilosa nuestra vida. El valor del amor se ha afianzado en nosotros como pareja porque sabemos que el amor es una decisión.

• Educamos cuando mantenemos presente el valor de Dios en nuestras vidas. El amor de Dios es lo máximo que podemos tener como familia, le hemos abierto nuestros corazones y nuestro hogar a Dios, pues iniciamos nuestro matrimonio como sacramento casándonos por la Iglesia; al ir llegando los hijos los hemos bautizado, en su momento han hecho la primera comunión, la confirmación, como familia hemos vivido el apostolado de colaborar con el ministerio de Encuentro Católico para Novios, y estamos integrados en los Retiros de Emaús.

Mantenemos a Dios vivo en nuestra familia cuando leemos la Biblia, cuando rezamos, cuando vamos a la iglesia, cuando al iniciar el día hacemos una oración a Dios. Es por esto que nos atrevemos a decir que somos una familia que ha estado y ha decidido seguir al servicio de Dios, pues Él es nuestro mejor aliado. l

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