En estos días en que se van haciendo más ciertas las noticias sobre el estado de la economía, la gente tiende a ver el futuro con pesimismo. En consonancia con ello, los actores económicos tienden a resentirse.
Aunque no pretendemos modificar ese temperamento, porque los augurios manifiestos son fuertes (la situación del país no está fácil), siempre encontraremos un camino para seguir hacia adelante. Probablemente, los dominicanos hemos vivido tiempos peores. Les hemos puesto buena cara y logramos revertir la mala racha.
No estamos brindando una dosis de optimismo porque la percepción de que el trago es amargo se ha generalizado, pero al menos la desaceleración de la economía no está acompañada de inflación galopante. Quizás lo explica la misma desaceleración, pero no hay que olvidar que la última debacle económica estuvo muy marcada por una fuerte inflación.
El breve comentario del FMI tras su visita sugiere que nos hemos favorecido de la ausencia de “choques de precios adicionales a los de 2011”, con estabilidad relativa en el petróleo y moderadas alzas en los alimentos importados, compensados con un inusual buen desempeño de la agricultura.
Lo que se salió de madre fue el gasto público, que ha provocado un déficit imposible de administrar sin dinero fresco. Sutil y diplomáticamente el FMI lo llama “mayores gastos”, e incluye los subsidios al servicio eléctrico. La parálisis es la principal amenaza del gobierno, con una economía en vía de recesión.
La primera respuesta ha sido austeridad, austeridad desde el gobierno mismo. Pero las medidas anunciadas no serán suficientes. El cierre de tres entelequias es bueno para mandar un mensaje o una intención. Tiene que trabajarse a fondo para evitar un deterioro de la economía.
Las conversaciones con el FMI son un camino para ayudar a solventar la iliquidez, pero esa misma organización ha señalado que las recaudaciones fiscales deben aumentar. Asimismo, debe superarse el subsidio eléctrico.
¿Qué hacer para alcanzar las metas? Es la gran tarea del gobierno y la sociedad. Lograrlo sin dañar a los que menos pueden es el gran compromiso.
