Grata experiencia con el Triatlón en Montecristi

La invitación de un sobrino querido para asistir a un triatlón en el cual el participaría, motivó a que la familia de manera entusiasta fuera a apoyarlo en tan importante competencia en Montecristi.

La invitación de un sobrino querido para asistir a un triatlón en el cual el participaría, motivó a que la familia de manera entusiasta fuera a apoyarlo en tan importante competencia en Montecristi.Nuestra convocatoria fue tardía, todo estaba lleno. Por insistencia de nuestro sobrino logramos conseguir una habitación de empleados de un hotel de la ciudad. Aceptamos gustosos a sabiendas de que la comodidad no sería el estándar del hotel, pero nuestro interés fue tal que aceptamos las condiciones. Por suerte, le sobró atenciones y buena comida al hotel.

Llegamos sábado a las once de la mañana y, de inmediato, se apreciaban los aprestos de la instalación de la jornada. También se podía ver un significativo movimiento de atletas con sus bicicletas que circulaban de hotel en hotel.
La prueba sería domingo bien temprano y no había tiempo que perder.

La tarde del sábado visitamos el Náutico de Montecristi. Había mucho ánimo de los invitados, casas de campañas unas ya armadas y otras en proceso. Este momento tenía como atractivo un tremendo “Bar-B-Q” en la parte posterior del Náutico, a orillas de un canal de manglares. Había un chef muy animado y quienes estábamos ahí sentados solo esperábamos las palabras mágicas “¡a comer!”

Horas antes de iniciar la competencia, reinaba un ambiente de compartir experiencias, inscripciones, números, y todo eso que implica la organización de una actividad de esa naturaleza.

Al otro día (domingo) nos levantamos a las seis de la mañana en vista de que seríamos parte del apoyo del sobrino. Era todo un proyecto de competencia, sacrificio de meses de entrenamiento, limitaciones y grandes esfuerzos para estar en forma junto a su equipo de competición. Una hora después, estábamos en el lugar pautado, las instalaciones impecables, todo se veía resuelto, no había cabos sueltos. Algunos atletas preparaban sus equipos y armaban bicicletas, otros ajustaban sus zapatillas a los pedales, otros simplemente arreglaban sus mochilas.

Un sol radiante iniciaba un día de cielo completamente azul, “8/8vo”, como dirían los expertos. El mar en componenda con los atletas, se mantuvo tan sereno que a veces espejeaba por su tranquilidad. Una suave y muy fresca brisita nos deleitaba conquistando la permanencia en la justa. De verdad que el día prometía ser un verdadero espectáculo deportivo. Los altoparlantes comenzaban a anunciar la competencia dando los tiempos que restaban para dar inicio.

De repente llegan a mi lado unos competidores muy jóvenes, parte de un grupo de unos seis muchachos, no recuerdo muy bien porque todos se parecían y noté que sus equipos y vestimentas tenían una gran diferencia con la mayoría de unos elegantes, fortudos y bien ataviados competidores.

Realmente aprecié una gran distancia en inversión en equipos y vestimentas, pero de todas maneras se estaban preparando para la competencia. A su medida y condiciones, pero se estaban preparando. Observé con qué seriedad se tomaban su protocolo de organización, hablaban poco como si estuvieran asustados, fue la primera impresión que me llevé de ellos.

Minutos más tarde y ya casi listos, con mucho asombro observé cuando se quitaron la ropa, que debajo tenían un atuendo que los identificaba como parte de un equipo de República Dominicana, con grandes letras se podía leer su apellido y debajo “Dom”. Los colores insinuaban la bandera dominicana, la cual era parte de los impresos de la vestimenta.

Aparentemente, era un equipo que en algún momento había representado a nuestro país en playas internacionales.

Al llamado de la bocina se aglomeran todos los competidores, unos 60, en la línea de partida, les explicaron las reglas generales del recorrido y en pocos minutos se dio inicio a la jornada.

Primero fue la natación, seguido de ciclismo y finalmente a pie. Encontré que una de las debilidades de la justa fue la poca información sobre cada parte de la competencia, sobre el número y nombre de los que llevaban la delantera en cada categoría.

Esos muchachos deben ser apoyados por el Ministerio de Deportes por lo menos con algunos de los equipos, alimentación, inscripciones, atuendos, transporte, alojamiento y otras tantas cosas que les pueda elevar el ego y orgullo personal. Estos sentimientos los ayudará a dar unas brazadas, pedalazos y/o trote con mucha motivación. Quizás esto se hace, lo ignoro, es solo un deseo de mi parte de que así sea.

Reconocimiento al sacrificio de los jóvenes

Sentí que mis ojos se aguaron al notar tanto sacrificios en jóvenes atletas y prometí investigar hasta lograr contactarlos. Tocaré puertas si es necesario. Nos retiramos cuando todo concluyó sin saber quién ganó, pero de todas formas ese pasado fin de semana largo fue la más bella experiencia deportiva y de turismo que he vivido en mis últimos años. Le recomiendo a todos asistir el próximo año tomando como excusa el triatlón. Así podrán conocer este importante deporte, además de las bellezas de la naturaleza “montecristeña” con su Morro, la playa del Zapatico, Punta Rusia con su hermoso Cayo Arena, los túneles de manglares y otras tantas bellezas, además de la sonrisa y cortesía de su gente.

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