Eecientemente participé en un intercambio de mensajes con empresarios de Sosúa, Puerto Plata, preocupados por la suerte del turismo allí, donde es la principal actividad económica. Uno de ellos estaba dirigido a un importante ejecutivo municipal, y comparto un resumen de la primera parte de esa reveladora comunicación que incluyo a continuación: “Ya nos acercamos a la temporada turística de invierno, la segunda de las nuevas autoridades juramentadas en agosto del 2010.
Estoy notando un desorden creciente en el tránsito en Sosúa, peor que en los últimos años. Los motores ya no respetan las calles de una vía, se parquean con más frecuencia perpendicularmente en las esquinas, dificultando los giros de los carros, especialmente cuando estos tampoco respetan las calles de una vía. Hay esquinas como la del restaurant Bologna, muy peligrosa, pues los carros se parquean del lado incorrecto y se pierde la visibilidad.
Sosúa tiene de las mejores playas del país. Una bonita tradición creada por la llegada de refugiados judíos. Cuenta con muchos buenos restaurantes, buceo, zip line en el Choco, un pueblo más gracioso que el average en República Dominicana, etc., rodeado de montañas y con una vegetación preciosa. Punta Cana debería envidiarnos. Gozó de un boom turístico hasta el 2004. Tiene un excelente potencial para convertirse en uno de los destinos preferidos del Caribe. Sin embargo, no estamos aprovechando las riquezas que Dios nos regaló. Sosúa se ha ido deteriorando. Los turoperadores dicen que hay destinos mejores para sus clientes.
Sería bueno para Sosúa hacerla ‘Walk-Friendly’, donde los turistas caminen con seguridad, sin ruidos, donde el tránsito esté organizado. La percepción de ‘caos’ contribuye a que se violen otras leyes. ¿Qué percepción tienen quienes llegan a Sosúa? Me imagino que aun los pocos que buscan prostitución, quienes lamentablemente alejan a miles de familias que ya no regresan, se deben sorprender del desorden. Parece una ciudad sin autoridad.
¿Qué turista retirado o de edad avanzada se atrevería a caminar o sentarse en un restaurant del centro de Sosúa, cuando el ruido estridente de los motores no lo dejará disfrutar el momento? ¿Para qué venir si hay muchos destinos donde se respetan las leyes y se puede disfrutar de vacaciones de calidad? ¿Qué turista que discierne y compara querría dormir en algunos de los hoteles si cada 30 segundos pasa un motor con un ruido casi hiriente al oído y no podrá dormir? ¿Qué familia volverá si las prostitutas acosan al visitante casi a todas horas del día?”
Este mensaje resumido es de noviembre pasado. No revelo su autor porque no pude localizarlo para pedirle autorización para ello. Yo lo recibo como un grito desesperado que merece atención.
