Hacia una economía más competitiva

Nuestro país ha sido ejemplo de crecimiento en los últimos años superando nuestros vecinos de la región. El turismo, la construcción, el sector financiero, las zonas francas, las remesas y en menor medida el sector manufacturero local han mostrado&#8

Nuestro país ha sido ejemplo de crecimiento en los últimos años superando nuestros vecinos de la región. El turismo, la construcción, el sector financiero, las zonas francas, las remesas y en menor medida el sector manufacturero local han mostrado un crecimiento sostenido.

En reuniones con banqueros internacionales cuando comentamos sobre la situación del país, refieren el interés que tienen los bonos República Dominicana y ahora en especial los del Banco de Reservas y AES Dominicana.

Sin embargo, los mismos banqueros comentan que en su gira por diferentes países lo que les llama la atención es que la economía dominicana se ha convertido en una de las más caras de la región.

Que países como México, Colombia y Brasil han devaluado sus monedas de manera drástica, de forma tal que sus productos están inundando las economías de Centroamérica y sin duda, los vemos en los anaqueles de nuestros
supermercados.

El Gobierno y el sector empresarial entienden la necesidad de una reforma fiscal y lo importante es que el presidente Medina ha dicho varias veces que la misma será consensuada con todos los sectores, buscando no sólo mejorar los ingresos del Gobierno sino mecanismos de no sobrecargar la clase media y hacer más eficiente la producción local para cambiar importación por empleos.

La discusión entre los economistas del Gobierno y el sector privado se centra siempre, por un lado, en la necesidad del Gobierno de mayores recursos para atender las demandas sociales y el sector privado que está de acuerdo con la necesidad de mejorar las condiciones de los que menos tienen, entienden que hay una necesidad de reducir gastos innecesarios que reducen la capacidad del Gobierno de mejorar la inversión social.

Una reforma fiscal debe simplificar los mecanismos de recaudación para reducir la evasión fiscal. En muchos países se utiliza un sistema de rifas donde el cliente al comprar deposita su factura en urnas estratégicamente colocadas lo que obliga a los negocios a emitir facturas y les permite comprobar que los comercios han reportado las ventas de los agraciados con los premios.

Crear mecanismos que faciliten la formalización de negocios, que reduzcan los gastos de los permisos y el tiempo que toma formar una empresa. Es más, propondría que toda nueva empresa quede exenta de gastos de incorporación para formalizar las mismas y que los permisos necesarios tengan tiempos predeterminados para lo que sería necesario una ley de silencio administrativo.

La Cámara de Comercio y Producción de Santo Domingo propone establecer por ley que el nivel de endeudamiento no sobrepase el 40% y un desmonte a seis años para llevar el nivel actual del 48.5% del PIB al 40%. Es una propuesta razonable.

Una medida necesaria para impulsar el desarrollo y reducir la informalidad de la economía es eliminar el 1% a los activos. Este es un impuesto penalizante para toda nueva y vieja empresa, ya que presupone ganancias desde el inicio de la empresa y siempre. Esto crea enormes problemas, ya que obliga a endeudarse y generar más problemas a las empresas que no tienen ganancias y el efecto es que las hace desaparecer más rápido y evitar si es posible su reestructuración.

El ITBIS debe ser llevado al promedio de la región, que es de un 16%. Para que realmente podamos gozar de un régimen fiscal y tributario como todos queremos, se deben promulgar las leyes de Responsabilidad y Transparencia Fiscal y otras que penalicen el incumplimiento de las reglas fiscales.

El país está en el momento ideal para hacer de la economía más competitiva; aprovechar que aún los precios del petróleo están bajos y que las empresas calificadoras como Moody nos dan una calificación de B1 estable.

La tasa de cambio debe fluctuar sin temor, porque de lo contrario perdernos mercados de exportación y los turistas podrían buscar destinos más baratos. He repetido hasta el cansancio que no creo que la competitividad de una economía esté en la devaluación de la moneda ni en salarios bajos; pero debemos recordar que competimos no en esta media isla sino en un contexto internacional que hasta a los Estados Unidos le preocupa la fortaleza de su moneda que podría generar pérdida de exportaciones y de empleos.

Trabajemos juntos por lograr un crecimiento mucho más sano y mejorar los niveles de empleo. Esto redundará en beneficios para todos.

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