Impuesto único

El impuesto plano o “flat tax” es una tasa única y baja, que se aplica a todo el mundo por igual sin importar la actividad que realice. Los muy pobres no pagan porque se calcula a partir de un mínimo exento.Un sistema de impuesto…

El impuesto plano o “flat tax” es una tasa única y baja, que se aplica a todo el mundo por igual sin importar la actividad que realice. Los muy pobres no pagan porque se calcula a partir de un mínimo exento.

Un sistema de impuesto único no solo es fácil de comprender, sino de administrar. No se necesita una maquinaria de burócratas escudriñando papeles para determinar quién paga qué. Y como no tiene exenciones, no da margen a la evasión: todo el mundo paga y punto.

Quienes lo inventaron proponían que solo se gravaran salarios y beneficios: si un trabajador, después de pagar el impuesto sobre su salario, decidiese invertir su dinero, lo que rinde esa inversión no paga. Eso sería como gravarlo dos veces.

Este sistema es el más justo, porque no discrimina entre actividades . ¿Bajo qué criterio sensato se puede dictaminar que el productor de azúcar no debe pagar y el tendero sí? ¿Acaso no necesitamos vestirnos? ¿Acaso no hay un montón de gente que ya no come azúcar?

Está probado también que los países que lo implementan aumentan sus recaudaciones, porque motiva a que la gente trabaje e invierta más y genera optimismo: “no me van a complicar la vida con trabas burocráticas, ni a quitarme lo que me gane”.

Uno de estos países es Estonia, que después de independizarse del yugo soviético, lidera el desarrollo económico del Báltico. Estonia comprendió que no todo gasto es necesario, y optó por ser un Estado austero. Como gasta poco, no asfixia a sus ciudadanos con impuestos. Adoptó además un sistema tributario de tipo único que facilita que ostente el récord de creación de empresas por persona.

Y es que en un ambiente complicado y confiscatorio, el capital simplemente huye. Es el caso del gran actor Gérard Depardieu, que se “largó de su país”, asfixiado por los impuestos que le obligaban a pagar. En la mentalidad francesa, había que castigarlo porque ganaba demasiado (parece que no merecía tener tanto talento). Como se fue con sus millones a cuestas, contribuye a la prosperidad de países más sensatos en materia impositiva. A Francia, pues, ¡qué se lo pierda!

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