La insurrección en Boca de Nigua II

Pinto, en “Boca Nigua’s black insurrection in Spanish Santo Domingo, 1796”, muestra dos factores causales externos de la insurrección, (1) la publicación del Tratado de Basilea, que no solo puso fin a la soberanía española en la isla, y…

La insurrección de Boca de Nigua I

Sin duda que el éxito de Francia de convertir la occidental cuarta parte de la isla de Santo Domingo que le cedió España en la principal fuente de su bienestar económico, constituyó un gran acicate para que España hiciera alianzas con los líderes&#

Pinto, en “Boca Nigua’s black insurrection in Spanish Santo Domingo, 1796”, muestra dos factores causales externos de la insurrección, (1) la publicación del Tratado de Basilea, que no solo puso fin a la soberanía española en la isla, y también significó la destrucción del cordón sanitario creado por Joaquín García, para defender al territorio dominicano de las ideas subversivas francesas, y (2) la propaganda abolicionista realizada en Santo Domingo por Etienne Laveaux, Capitán General de Saint Domingue, cuya comisión ejecutiva fue expulsada de la capital por Joaquín García.  Pero ya el mal estaba hecho, pues durante el viaje lograron persuadir a los esclavos de las plantaciones por las que pasaban a alzarse en rebelión contra sus amos. También señala Pinto otras dos insurrecciones durante la primavera de 1795. Una de ellas en Samaná, “instigada por tres agentes secretos franceses que trataron de sacar ventaja del reciente fallecimiento del gobernador de la ciudad, imponiendo la abolición de la esclavitud y causando una revuelta de los esclavos negros.” La otra, de características similares, en Hincha. En estos casos, los agentes franceses y los esclavos insurrectos fueron apresados, llevados a la capital, juzgados y condenados a penas ejemplarizadoras.

Además de los factores causales externos, Pinto identifica como causas inmediatas de la insurrección en Boca de Nigua las muertes de dos esclavos dentro del ingenio: el suicidio del esclavo Benito después de haber sido cruelmente azotado bajo falsa acusación de haber robado una pipa de ron, y la muerte del esclavo Francisco en la enfermería de la plantación, en medio de rumores de haber sido envenenado por el médico, eventos que hicieron pensar que la tiranía de los hacendados había llegado demasiado lejos. El padrino de ambos muertos, Francisco Sopo planeó la insurrección para ser ejecutada el 30 de octubre para vengar las muertes, según menciona Pinto, para mostrar la oposición general de los esclavos a los abusos de los hacendados, por la supresión del castigo físico, por el mejoramiento de la atención médica, y por la preservación de los días de asueto semanal. Sin embargo, en Boca de Nigua y otros ingenios, también habían esclavos cuyas condiciones de vida eran mejores, y éstos no buscaron mejores condiciones, sino la implantación de derechos universales igualitarios para todos.

Para dar inicio a la insurrección, Francisco Sopo robó el arsenal que al ingenio había enviado el gobierno colonial, para que pudiera defenderse de ataques de corsarios ingleses y franceses, y distribuyó las armas entre sus principales colaboradores, entre ellos, Antonio Carretero, Pedro Viejo, Tomás Aguirre, y Ana María, la consorte de Carretero. Continuará.

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Sin duda que el éxito de Francia de convertir la occidental cuarta parte de la isla de Santo Domingo que le cedió España en la principal fuente de su bienestar económico, constituyó un gran acicate para que España hiciera alianzas con los líderes principales de los esclavos sublevados en el Saint Domingue francés, en un momento crítico y vulnerable de su historia de Francia, cuando el gobierno republicano tenía en su contra no solo a todas las fuerzas monárquicas europeas, sino también en la región del Caribe, en todas sus colonias.

Los aliados de España incluían a Inglaterra, que invadió a Saint Domingue ocupando partes del territorio meridional y central, mientras España con las milicias del rey, de negros y pardos, provenientes de Nueva España, Nueva Granada y del mismo Santo Domingo, con sus generales negros de Saint Domingue, hacían la guerra por el norte.

La orden monárquica que dio origen a esta guerra no declarada, pero disfrazada de revolución de negros, tenía la esperanza de que España recobrara el territorio perdido al oeste de Santo Domingo, ejecutada en secreto por el gobernador y capitán general, Joaquín García, aunque al hacerse consciente Francia de la estrategia española, invadió a España, que tuvo que entregar en permuta por el territorio suyo perdido, la parte española de la isla, mientras España retiraba del territorio occidental sus milicias, y sus generales negros abandonaban la alianza para guerrear en favor de la república francesa. Al final, en vez de recobrar el territorio que es hoy Haití, perdió en favor de Francia el que poseía en Santo Domingo con la firma del Tratado de Basilea, el 22 de julio de 1795.

Solo un año y tres meses más tarde, el 30 de octubre de 1796 se produce una secuela en la parte española de la isla de la rebelión de esclavos de Saint Domingue, con un grave conato de sublevación de esclavos en el ingenio de Boca de Nigua, el de mayor envergadura y de mejor tecnología de la colonia, cuando sus doscientos esclavos atacaron la residencia del administrador, quien tuvo que huir a Santo Domingo junto con los demás empleados blancos, mientras el ingenio quedaba bajo control de los esclavos.

“Unos 54 soldados comandados por dos oficiales atacaron a los insurrectos. El primer embate los esclavos lograron contenerlo, pero no pudieron repeler uno nuevo. Desalojados de sus posiciones, los esclavos abandonaron el ingenio y se dispersaron por toda la región sur: San Cristóbal, Baní, San Juan y Azua” (Victor Eddy Ruiz, Contexto histórico de la rebelión de Boca de Nigua).
Continuará.

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