“Nacer o morir es indiferente”. La frase es de Joan Manuel Serrat, laureado cantante español, la cual inserta en una de sus emblemáticas canciones.
José Oscar Fernández, experimentado periodista dominicano y con alto talento, se ha ido de este pícaro mundo.
Murió José Oscar Fernández. Quiso vivir, luchó como saben hacerlo los grandes hombres. Batalló con firmeza, pese a sus graves problemas de salud, por no morir. Luchó por no dejar huérfanas a Pamela y Estéfani.
Mantuvo el optimismo, para vivir, porque tampoco quería dejar sin un hálito de aire a su querida y sacrificada esposa, Yolanda Sánchez. Yolanda tiene ahora que aceptar la realidad. Una realidad que José Oscar Fernández aceptó en vida: Que quien nace tiene que morir, ¡aunque nacer o morir sea indiferente!
Sé que es quimérico decirlo, pero literalmente lo proclamo: José Oscar Fernández no ha muerto.
José Oscar Fernández sigue con nosotros… él sigue dando cátedras de buen periodismo. Sigue por estos predios quisqueyanos enseñando su sapiencia de estelar periodista, entrenador de baloncesto y productor de programas para la televisión. No olvidemos su aporte a la bibliografía deportiva nacional. Dejó estos buenos libros: “Los 12 magníficos”, una obra que narra la vieja historia del baloncesto local, y “Puños de gloria”, donde resalta la historia del boxeo olímpico.
Sin miserias humanas
Sé también que toda su familia, comenzando por su madre y hermanos (Francisco, Andrés, Ricardo, Fernando, José Luis, Wellington y Alexis Fernández, así como sus adoradas hijas Pamela y Estéfani), nunca olvidarán a José Oscar Fernández. Mientras que Yolanda, su viuda, siempre lo tendrá a su lado. Allí, en el modesto apartamento donde Fernández residía.
Una virtud que caracterizó a mi amigo de siempre era que no tenía miserias humanas. A sus críticos los resaltaba. Y a quienes reconocían sus méritos por igual.
Lo expongo en forma clara: No asimilo su muerte. En José Oscar Fernández vale la frase: “Nacer o morir es indiferente.
