Las fiscalías escolares

Recientemente se anunció la creación de fiscalías escolares, las cuales tendrían como objetivo hacer prevalecer, en el ámbito de la educación pública y privada, los principios y normas que regulan el trato

Recientemente se anunció la creación de fiscalías escolares, las cuales tendrían como objetivo hacer prevalecer, en el ámbito de la educación pública y privada, los principios y normas que regulan el trato de los menores y adolescentes. Como segundo locus de socialización del individuo, después de la familia, la escuela puede ser escenario de toda clase de abusos, así como espacio de aprendizaje de patrones y conductas no adecuadas para una convivencia social civilizada.

Para nadie es un secreto que la relación docente-alumno es de naturaleza vertical y que, por ello, muchas veces, algunos profesores, cometen abusos en contra de la dignidad y la integridad física y moral de los educandos. En los últimos años, incluso, se han judicializado casos de abusos sexuales cometidos por profesores en contra de menores y de adolescentes, tanto en escuelas públicas como en centros privados.

Es poco común encontrar un centro docente donde se enseñe a los alumnos cuáles son sus derechos y se concientice a los profesores en torno a la necesidad de tener siempre en cuenta que también en el aula debe prevalecer el interés superior del niño, la niña y los adolescentes. Resulta lógico suponer que muchos abusos cometidos por algunos profesores no son más que la puesta en práctica de patrones culturales propios del medio social en que crecieron y se formaron, lo cual no justifica el abuso o atentado contra la integridad de los menores.

Sería importante, del mismo modo, que el Ministerio de Educación actualice el reglamento de los colegios privados, de forma tal que, por ejemplo, los procesos disciplinarios en los centros docentes sean, más que un proceso de vindicta o castigo, una oportunidad para que el alumno que ha cometido una falta pueda aprender de esa experiencia.

Los procesos disciplinarios escolares tienen que ser un espacio para que los alumnos, los profesores y las autoridades educativas, descubran la importancia de educar en y para la justicia, debiéndose desterrar todo los aspectos inquisitivos que muchas veces los matizan.

Esos procesos tienen que ser las “primeras clases” que nuestros niños, niñas y adolescentes reciban sobre la conciliación y la solución amistosa de los conflictos, porque muchos procesos disciplinarios tienen como actores a los mismos alumnos.

Por eso, hay que saludar la creación de las “fiscalías escolares”, porque al margen del carácter democrático que se les debe imprimir a los procesos disciplinarios internos de cada centro docente,  contribuirá a reducir los frecuentes abusos que se cometen, en el ámbito escolar, contra los menores. l

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