Las leyes son para cumplirlas

“Todos pedimos que se aplique la ley, y todos tratamos de eludir el cumplimiento de alguna”. anónimo C on frecuencia escuchamos a la ciudadanía reclamar la regulación de problemas solicitando a legisladores que sometan proyectos de ley,…

“Todos pedimos que se aplique la ley, y todos tratamos de eludir el cumplimiento de alguna”. anónimo

C on frecuencia escuchamos a la ciudadanía reclamar la regulación de problemas solicitando a legisladores que sometan proyectos de ley, a lo cual ellos reaccionan tratando de complacer esas peticiones; sin embargo, no cumplimos las que existen.

Esto ocurre porque constantemente vemos como los mismos hacedores de leyes son los que más las violentan e irrespetan; lo mismo hacen muchos funcionarios.

El Poder Judicial, por su parte, cuando hay que sancionar a quienes las violan, parece hacerlo solo con el grupo de ciudadanos que no dispone de la sombrilla de la impunidad que cubre a los sectores de poder político y económico.

Veamos algunos ejemplos donde parece que no existe ninguna regulación:
La Ley 311-14 sobre Declaración Jurada de Patrimonio obliga a los funcionarios estatales y de cualquier institución autónoma, centralizada o descentralizada a realizar su declaración jurada.

“La Cámara de Cuentas y la Procuraduría General de la República son responsables de auditar la veracidad de la documentación depositada en cumplimiento de la ley e investigar y someter a los funcionarios infractores”. Primero muchos de ellos no hacen su declaración, luego, quienes están llamados a velar por el cumplimiento tampoco lo hacen.

Relacionado con lo anterior existe un compromiso ético que deben firmar los funcionarios públicos al momento de asumir su cargo.

Ese documento es firmado por pocos. Pero tampoco recibe ninguna sanción si no lo hacen; no hay mecanismos para garantizar que el ejercicio de su función esté apegado a la ética.

Lo mismo ocurre con la Ley de Tránsito, que, si bien es cierto que debe ser revisada, si cumpliéramos con la que tenemos, otra seria la realidad del tránsito y las estadísticas de accidentados y muertos en las vías.

En fin, podemos hacer una lista interminable de leyes que son irrespetadas con frecuencia sin ninguna consecuencia. Por esa impunidad de algunos es que tenemos un lugar privilegiado como país corrupto.
Las leyes son para respetarlas. l

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