“Yo era un ciego con ojos”

“Yo era un ciego con ojos”, dijo feliz don Leonardo. Antes veía un letrero y apenas veía símbolos. Ahora que sabe leer y escribir considera que sólo sus sueños tienen límites. Y a Vanessa, madre de una niña, en su noble afán de aprender…

“Yo era un ciego con ojos”, dijo feliz don Leonardo. Antes veía un letrero y apenas veía símbolos. Ahora que sabe leer y escribir considera que sólo sus sueños tienen límites. Y a Vanessa, madre de una niña, en su noble afán de aprender a leer y a escribir, algunos le decían para incomodarla: “loro viejo no aprende”. Y ella seguía con ganas en sus clases, y al final, cuando ya podía leer de corrido y escribir con cierta facilidad, se acercó al grupo que  la relajaba y le expresó con júbilo: “ahora el loro sabe leer y escribir, lo logré”.

Danilo, nuestro presidente esencialmente humano, estaba presente al momento de ambos testimonios. Todo ocurrió cuando 30 trabajadores del Grupo Estrella fueron alfabetizados a través del Plan Quisqueya Aprende Contigo. Fue un acto emotivo, esperanzador, motivador, donde los que estuvimos lloramos de emoción al saber de que sí podemos avanzar como nación y de que la educación es la base de todo. Nuestro jefe de Estado se notaba feliz.

Ahí recordé al padre Dubert, quien fue un lector empedernido. Devoraba uno o dos libros por semana. Nos aconsejaba que amáramos la lectura, que ella nos hacía libres, con capacidad para tomar decisiones conscientes, sin las cadenas que nos impone la ignorancia.

Aprendí de ese gran sacerdote que la lectura debe ser una fuente enriquecedora de nuestra condición humana y trascendente, y que si llegara a nuestras manos alguna obra cuyo contenido se apartara de nuestros principios, que la leyéramos si tenía calidad, que no nos encerráramos, y que buscáramos en ella el lado positivo, hasta el grado de que esa lectura fortaleciera más nuestras creencias o las modificara ligeramente, siempre para bien.

Recuerdo una de sus frases preferidas: “Uno es lo que lee”. La repetía sin cesar, como un terrenal mandamiento. Uno de los primeros autores que me sugirió fue a Unamuno, a quien encontré en mi adolescencia con una sentencia de esas que tienen la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada: “Cuando menos se lee, más daño hace lo que se lee”.

Ahí comprendí que la lectura era un excelente medio para evitar las manipulaciones y la falsedad, porque sólo el conocimiento nos hace pensar con luz propia, ver más allá de las apariencias y forjar un camino que resalte nuestra autenticidad.

El Plan Quisqueya Aprende Contigo es un programa extraordinario. Se notaron sus frutos en el acto promovido por la Fundación Estrella, presidida por doña Loly de Estrella, el que esperamos sea un estímulo para que otras empresas hagan lo mismo. Los que estuvimos presentes salimos con la seguridad de que estamos formando una mejor patria. Enhorabuena.

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